30 julio 2023

Comentario Domingo XVII de Tiempo Ordinario

 Lectio Divina: 17º Domingo del Tiempo Ordinario (A) | EL SITIO WEB ...

Oración preparatoria

Señor y Hermano Jesús, Tú dijiste que “tu Padre nos enviaría en tu nombre el Espíritu Santo y que Él nos recordaría lo que nos enseñaste y nos los explicaría todo”. Tú conoces la pobreza y la aridez de nuestro corazón. Te pedimos que tu Espíritu nos lo refresque, nos lo ilumine, nos haga entender tu Evangelio. Nos lleve sobre todo a fiarnos de Ti y de tu Padre, a seguirte en fe confiada y amorosa, y a poner nuestro grano de arena para construir paz y vida en nuestro entorno. AMÉN.

 

Mt 13, 44-52

«44Es semejante el Reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

45También es semejante el Reino de los cielos a un mercader que busca perlas finas; 46y al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.

47También es semejante el Reino de los cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; 48y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos afuera. 49Así será en el fin del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos 50y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

51¿Habéis entendido todo esto? Dícenle: Sí. 52Y él les dijo: Por eso, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los cielos es semejante al dueño de una casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo».

PALABRA DE DIOS

 

CONTEXTO

Continuamos en el capítulo 13 del evangelio de Mateo, con las tres parábolas que componen la parte final del Discurso en Parábolas: el tesoro escondido, el mercader de perlas preciosas y la red echada en el mar. Tras ellas, la conclusión del discurso y el comienzo de otra larga sección narrativa encuadrada en los capítulos 14 al 17, con diversos aspectos relacionados con la comunidad eclesial.

 

TEXTO

Otra vez podemos indicar dos partes en el evangelio: a) una sección de tres parábolas: 13,44: parábola del tesoro escondido; 13,45-46: parábola del mercader que busca perlas preciosas; 13,47-50: parábola de la red echada al mar; b) la conclusión a todo el discurso en parábolas: 13,51-52: los discípulos dicen comprender la enseñanza de Jesús y éste les dice una última comparación, que para muchos autores es la firma discreta del autor del evangelio (el escriba que se hace discípulo del Reino). La unidad de la sección estriba en la repetición (= inclusión) del término “tesoro” al principio (v. 44) y al final (v. 52).

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Las dos primeras parábolas tienen elementos comunes y diversos. En ambos casos se trata de algo preciado: un tesoro y una perla. En ambos se da un encuentro y en ambos la persona “va y vende todo lo que tiene” para poder adquirir lo encontrado. En la primera parábola, el encuentro sucede por casualidad. En la segunda, el encuentro es fruto de la búsqueda (= del esfuerzo). El Reino de los cielos, que se encuentra “escondido” en la vida, ha de ser encontrado como fruto de una búsqueda. Son dos dimensiones fundamentales de la vida: la gratitud al amor que nos encuentra y el empeño fiel por encontrarlo.

• Ante un bien definitivo, la reacción es muy tajante: “vender todo cuanto se tiene” para conseguir dicho bien (cf. Mt 19,21: es la misma orden que da Jesús al joven rico). En este sentido, ¿cuánto estamos dispuestos a “vender” (= a renunciar) para conseguir el tesoro del Reino de los cielos (cf. 6,33: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia…”)? ¿Realmente consideramos el bien superior ponernos al servicio de dicho Reino? ¿En qué se nota?

• La parábola de la red, igual que la de la cizaña, tiene una explicación escatológica con un sentido de Juicio (repetición de la misma frase en v. 42 y 50). Dios es tolerante y comprensivo, y cuenta con nuestra libertad y nuestra responsabilidad, pero no todo está dentro de su beneplácito: lo bueno es bueno y lo malo es malo, y sólo lo bueno tiene futuro en Él.

• La enigmática frase final del evangelio (el dueño de una casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo) nos plantea enfrentarnos a nuestra propia vida para ir afrontándola con todo aquello que nos hace crecer como personas y como cristianos. Nos plantea si somos personas profundas o superficiales, si vivimos siendo “dueños” de nuestra vida o si nos “dejamos vivir” por intereses o ambiciones que nada tienen que ver con el proyecto de Jesús.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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