Gracias, Señor, por este don admirable, sacramento de tu presencia viva entre nosotros y de comunión con Dios y los hermanos.
No permitas que nos dejemos vencer por la indiferencia.
Que nadie tenga la tentación de estar contigo, de amarte y de servirte, sin estar con los pobres, amar a los que sufren y servir a los necesitados.
Que nuestra contemplación, adoración y participación en el misterio de la Eucaristía nos identifique contigo, nos ayude a superar la indiferencia y a globalizar tu amor y tu misericordia. Amén.
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