11 junio 2023

DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

 DIOS VIVE ENTRE NOSOTROS

Por Gabriel González del Estal

1.- San Mateo termina su evangelio con esta frase, tan consoladora, de Jesús: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20). Cristo nos ha prometido que él va a estar siempre con nosotros; cuando nacemos y cuando morimos, cuando gozamos y cuando sufrimos, cuando estamos sanos y cuando estamos enfermos. Lo importante es que nosotros sepamos percibir su presencia, vivir siempre en su presencia, sentirnos siempre habitados por el Espíritu de Dios. Nosotros, seres humanos mortales y quebradizos, pecadores y titubeantes, con espíritu fuerte por nuestra condición de hijos de Dios, pero débiles por el aguijón de la carne que nos arrastra y nos rompe, muchas veces, por dentro. En esta fiesta del Corpus, Cristo quiere que le aceptemos como “carne” y como “sangre”. La palabra <carne> en el lenguaje hebreo hace referencia a lo mortal y a lo caduco, a lo débil y perecedero.

El Cristo que se hace presente hoy entre nosotros es el Cristo de la pasión y del Calvario, el de la flagelación y el que se cae, casi aplastado por el peso de la cruz que lleva sobre sus hombros. Es el Cristo que se hace presente en los más débiles y marginados, en los enfermos y moribundos, en los humillados y ofendidos, en los injustamente perseguidos y en los que no han conocido el éxito social, ni el prestigio merecido. Cristo también se nos ofrece como sangre. Es la <sangre> que hace referencia a la persona violada y sacrificada, escarnecida y crucificada. En este día del Corpus no podemos olvidar que Cristo quiere ser <carne> compartida, <sangre> libremente entregada por amor. Dios vive en todas aquellas personas que entregan su vida por amor, que luchan para construir un mundo mejor, para salvar este mundo. Quiere que nosotros nos hagamos carne de su carne y sangre de su sangre, que comulguemos con su dolor y con su entrega voluntaria, para salvar al mundo por amor. Sí, Dios vive con nosotros para que nosotros, en comunión con Él y dirigidos por Él, salvemos al mundo. Este es el mensaje de esta maravillosa fiesta del Corpus Christi.

2.- Te alimentó en el desierto con un maná. Moisés no quiere que su pueblo olvide nunca la predilección que el Señor ha sentido siempre por ellos. Dios ha corregido a su pueblo, le ha hecho conocer el hambre, la sed y la aflicción, pero en los momentos de mayor dificultad siempre le ha ayudado. El maná, en el desierto, quiere ser signo y símbolo del pan eucarístico. También nosotros, en el desierto de esta vida, sentimos muchas veces aflicción, hambre y sed psíquica y espiritual, enfermedad y dolor. El pan eucarístico, el cuerpo y la sangre de este Cristo con el que comulgamos cada día, debe ser alimento que conforte nuestra debilidad, bebida que sacie nuestra sed de un mundo mejor y más humano.

3.- El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. El pan está hecho de muchos granos molidos, de muchos granos que han perdido su individualidad y forman un solo pan. San Pablo alude aquí a su repetida doctrina del cuerpo místico. Todos somos miembros del cuerpo de Cristo, pero sólo colaboramos al bienestar del cuerpo de Cristo cuando nos dejamos dirigir por el mismo Cristo, que es la cabeza del cuerpo. En la Iglesia de Cristo todos somos necesarios, pero sólo seremos eficaces si sabemos trabajar en comunión con Cristo, que es como decir en comunión con todos los miembros del cuerpo de Cristo. Todos debemos buscar el bien común, aunque para esto muchas veces tengamos que sacrificar un poco nuestro afán de singularidad y éxito personal.

4.- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo...; el que me come vivirá por mí. El que come de este pan vivo, del pan de Cristo, vivirá para siempre, porque Cristo lo resucitará en el último día. Cristo vive para siempre, por eso el que vive en comunión con él vive también para siempre. La vida de Cristo, evidentemente, es el amor. Vivir en comunión con Cristo es vivir en el amor de Cristo. Hoy es el día de la caridad, el día del amor fraterno. El mandamiento de Cristo es el mandamiento del amor, la vida de Cristo es la vida de una persona que entregó su vida, su carne y su sangre, por amor. Por amor a Dios y por amor al prójimo. Si queremos que Cristo viva entre nosotros, en nosotros y en nuestro mundo, hagamos de nuestra vida una ofrenda de amor. En esta fiesta del Corpus Christi ofrezcamos a nuestro Dios, como la mejor rosa de nuestro jardín, un corazón lleno de amor.

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