R I T O S I N I C I A L E S
CANTO DE ENTRADA.
Aleluya, Aleluya, es la fiesta del Señor. Aleluya, Aleluya, el Señor resucitó.
Ya no hay miedo, ya no hay muerte, ya no hay penas que llorar. Porque Cristo, sigue vivo, la esperanza abierta está.
SALUDO Y MONICIÓN.
ASPERSIÓN DEL AGUA.
Canto:
Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua. Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del Espíritu de Dios. Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua y del Espíritu de Dios hay que nacer del Señor. Oh, oh, oh, oh, hay que nacer del agua y del Espíritu de Dios hay que nacer del Señor. Prepárate para que sientas. Prepárate para que sientas. Prepárate para que sientas el Espíritu de Dios. Déjalo que se mueva. Déjalo que se mueva. Déjalo que se mueva dentro de tu corazón.
GLORIA.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
ORACIÓN COLECTA.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 42-47.
Los hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 117.
Antífona: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los que temen al Señor: eterna es su misericordia.
Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro 1, 3-9.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.
PALABRA DE DIOS
SECUENCIA.
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.
Los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
ALELUYA.
Canto: Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya. Aleluya, el Señor resucitó.
Antífona: Porque me has visto, Tomás, has creído –dice el Señor-; bienaventurados los que crean sin haber visto.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 20, 19-31.
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
PALABRA DEL SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO.
Canto:
Te ofrecemos Señor, lo que nos diste Tú.
La fe que sembraste en todos los hombres, el amor y la esperanza que llenan la vida.
El pan en las manos de tu sacerdote, el cáliz que ofrece por todos los hombres.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.
PREFACIO Y SANTO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA.
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO.
RITO DE LA PAZ.
CORDERO DE DIOS.
COMUNIÓN.
Canto:
Andando por el camino, te tropezamos, Señor, te hiciste el encontradizo, nos diste conversación, tenían tus palabras fuerza de vida y amor, ponían esperanza y fuego en el corazón.
Te conocimos, Señor, al partir el pan, tú nos conoces, Señor, al partir el pan (Bis)
Llegando a la encrucijada, tú proseguías, Señor, te dimos nuestra posada, techo, comida y calor; sentados como amigos a compartir el cenar, allí te conocimos al repartirnos el pan
Andando por los caminos, te tropezamos, Señor, en todos los peregrinos que necesitan amor, esclavos y oprimidos que buscan la libertad, hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Gracias, Señor, porque nos regalas un nuevo y renovado encuentro contigo en cada Eucaristía.
Gracias, porque nos dices: no tengas miedo y nos das paz y esperanza para vivir.
Abre nuestros ojos para reconocerte hoy a nuestro lado, en nuestro entorno, en nuestros hermanos, especialmente en los que sufren.
Con Tomás te decimos ¡Señor mío y Dios mío!. Fortalece nuestra fe, da seguridad a nuestra esperanza y constancia a nuestro amor.
Ayúdanos a ser cristianos comprometidos y testigos de tu resurrección ante el mundo.
ORACIÓN.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN Y DESPEDIDA SOLEMNE.
Sacerdote dice o canta: Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.
Todos respondemos: Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Canto:
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya! ¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
Alegría, alegría, hermanos, que, si hoy nos queremos, es que resucitó.
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