Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
Sexto Domingo Ordinario – “A”(Mateo 5, 17-37)
NIÑO: Maestro, dices que debemos ser sal y luz para todos. Oye, Jesús ¿no crees que nos pides demasiado?
NIÑA: Sí… me parece que a nuestros padres no les exigían tanto.
JESÚS: Yo no he venido a quitar la ley, sino a darle plenitud, y os aseguro que desaparecerán el cielo y la tierra antes de que deje de cumplirse una letra o tilde de esa ley.
NIÑO: Oye, Maestro, ¿y si nos saltamos algo de lo que dice la ley, o se lo enseñamos mal a los otros?
JESÚS: El que haga eso, será el menos importante el en Reino de los Cielos.
NIÑA: ¿Y si nos esforzamos por hacerlo todo bien y ayudamos a los demás a hacer como nosotros?
JESÚS: Entonces seréis importantes en el Cielo y sal y luz en la tierra.
NIÑO: Maestro, ¿cómo podemos entrar en el Reino de los Cielos?
JESÚS: Tenéis que ser mejores que los letrados y fariseos. A ellos se les dijo: “No matarás, y si uno mata será condenado por el tribunal”. Pues yo os digo: Todo el que trate mal a su hermano será condenado.
NIÑA: Pero Jesús, ¡eso es muy difícil de cumplir! Además… ¿qué pasa si a mi hermano sólo le insulto?
JESÚS: Serás condenado.
NIÑO: Entonces… ¡Así no se salva nadie! Con las veces que nos insultamos todos…
NIÑA: Escucha, Maestro: el otro día al ir a comulgar, recordé que un compañero estaba enfadado conmigo,¡y con toda la razón del mundo!
JESÚS: ¿Qué hiciste?
NIÑA: Pues ¿yooo…? comulgar.
JESÚS: No, amiga, no. Tenías que haberlo dejado todo, ir a pedir perdón al compañero, hacer las paces con él y, sólo entonces, acercarte a comulgar.
NIÑO: Jesús, yo a veces miro lo que no debo.
JESÚS: Eso tiene solución. Si tu ojo te hace pecar, ¡sácatelo! Mas te conviene perder un ojo, que ser echado entero al fuego.
NIÑA: ¿Y si alguna vez cogemos cosas que no son nuestras? También se puede pecar con las manos.
JESÚS: Si tu mano te pone en peligro, córtatela y tírala. Mejor es perder una mano que caer entero al Abismo.
NIÑO: Al menos nos dejarás jurar… si no lo hacemos en falso.
JESÚS: No, no debéis jurar en absoluto. Ni por el cielo, ni por la tierra, ni por el templo de Jerusalén, ni por nada. A vosotros os debe bastar con decir sí o no.
NIÑA: Maestro, dices las cosas muy claras y son tan difíciles de cumplir, que te puedes quedar más solo que la una.
JESÚS: ¿No os gusta? ¿No os parece bien? Pues… marchaos.
NIÑO: No, Jesús, eso no. No nos ofreces un camino de rosas, pero la meta merece la pena. ¿A que sí?
NIÑA: Maestro, te seguiremos a donde tú vayas, y si el camino se hace difícil en ti encontraremos la fuerza necesaria.
Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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