08 diciembre 2022

Moniciones y Lecturas 11 de diciembre de 2022 – III Domingo de Adviento Ciclo A

 

Monición de entrada

Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Sean todos bienvenidos a la celebración de esta Santa Misa, en el tercer domingo de Adviento, llamado, desde hace algunos siglos, «Domingo de Gaudete» o de «alegría».

En este tiempo de adviento, los cristianos actualizamos la esperanza en la primera venida del Mesías, vivida por el antiguo Israel, y celebramos la esperanza del nuevo pueblo de Dios en en su segunda venida, al final de los tiempos.

Hoy nos llena de alegría saber que estamos ya muy cerca de celebrar el nacimiento de Jesús. El menaje profético de las lecturas de hoy nos invitan a la esperanza y la alegría.

Manifestemos ese regocijo, cantando el canto de entrada. De pie, por favor.

Moniciones para las Lecturas

Opción 1: Monición para todas las lecturas

La Palabra de Dios nos invita no solo a la alegría, sino que ofrece el auténtico motivo
para la misma: la venida del Señor.

El salmo responsorial nos recuerda que la alegría y la esperanza descansan en la fidelidad y lealtad de Dios, que vendrá para salvarnos. Esa venida es motivo de nuestra alegría; pero la Carta de Santiago nos pide que tengamos paciencia, porque esperar no es fácil y puede generarnos algún tipo de confusión, como a Juan el Bautista, según lo relata el Evangelio.

Escuchemos alegres y atentos esta Buena Noticia.

Opción 2: Monición para cada una de las lecturas

Monición a la primera lectura (Isaías 35, 1-6a. 10)

Del profeta Isaías, leeremos un mensaje de aliento para el pueblo que sufría un destierro que parecía definitivo. El profeta anuncia el retorno a Jerusalén, describiéndolo primero como una renovación de la naturaleza y luego como una transformación del hombre. Escuchemos atentos este mensaje esperanzador para nosotros, que esperamos la venida del Señor.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 35, 1-6a. 10

El desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrarán el páramo y la estepa,
florecerá como flor de narciso,
se alegrará con gozo y alegría.

Tiene la gloria del Líbano
la belleza del Carmelo y del Sarión.
Ellos verán la gloria del Señor,
la belleza de nuestro Dios.

Fortaleced las manos débiles,
robusteced las rodillas vacilantes;
decid a los cobardes de corazón:
«Sed fuertes, no temáis.

Mirad a vuestro Dios,
que trae el desquite;
viene en persona, resarcirá y os salvará».

Se despegarán los ojos del ciego,
los oídos del sordo se abrirán,
saltará como un ciervo el cojo,
la lengua del mudo cantará.

Volverán los rescatados del Señor.
Vendrán a Sión con cánticos:
en cabeza, alegría perpetua;
siguiéndolos, gozo y alegría.
Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial (Salmo 145)

El salmo 145 dirige a Dios una súplica muy confiada, acentuando la «opción preferencial» de Dios por los pobres. Mostremos nuestra confianza en Dios diciendo todos:

Salmo responsorial: Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R. Ven, Señor, a salvarnos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

Segunda Lectura (Santiago 5, 7-10)

Esperamos ansiosos la llegada del Señor, en su segunda venida, sin embargo, Santiago nos invita en su carta a esperar con paciencia, preocupándonos más por hacer el bien.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor.

El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía.

Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta.

Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios.

Evangelio (Mateo 11, 2-11)

Como el domingo pasado, Juan el Bautista vuelve a ser protagonista en el evangelio de hoy, con una intervención en la que se gana la alabanza de Jesús, el Mesías, a quien Juan le preparó el camino.

EVANGELIO

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:

—«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

—«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:

los ciegos ven, y los inválidos andan;
los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen;
los muertos resucitan,
y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

—«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito:

“Yo envío mi mensajero delante de ti,
para que prepare el camino ante ti.”

Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Palabra del Señor

Oración de los fieles

Opción 1

Presidente: Pongamos ante Dios nuestras ocupaciones y preocupaciones y la vida de todos los hombres, para que nos conceda la alegría que solo proviene de Él, diciendo todos:

Señor, concédenos el don de la Alegría.

  1. Para que la Iglesia anime a  sus hijos a practicar de corazón y con alegría las buenas obras que hacen presente el Reino de Dios en este mundo. Roguemos al Señor.
  2. Para que Dios asista con su Espíritu Santo a los gobernantes de las naciones, especialmente a los de nuestro país, para que privilegien a los más desfavorecidos de la sociedad, devolviéndoles la alegría de vivir dignamente. Roguemos al Señor.
  3. Por los que esperan la Navidad con tristeza, nostalgia y abatimiento, producto de los problemas con los que se enfrentan día a día, para que nosotros sepamos acompañarles y alegrarles, especialmente en este tiempo de Adviento. Roguemos al Señor.
  4. Por todos nosotros, reunidos en torno a la mesa del Señor, para que la celebración de esta Santa Misa aumente en nuestros corazones la alegría en la espera de la fiesta del nacimiento de Jesús. Roguemos al Señor.

Opción 2

Presidente: Hermanos, oremos al Señor, nuestro Dios, quien es fiel y culle siempre sus promesas, para que nos disponga, de corazón y de mente, a acogerlo con espíritu de conversión. Oremos todos diciendo:

Ven, Señor Jesús.

  1. Por la Iglesia, enviada al mundo para dar testimonio de la luz y la verdad, para que sepa mostrar el rostro amoroso del Padre en Cristo a todos los que lo buscan. Oremos.
  2. Por los gobernantes y los encargados de llevar adelante el desarrollo de la sociedad, para que conduzcan sus pueblos por los caminos de la justicia, la libertad y la paz. Oremos.
  3. Por todos los que sufren, especialmente por los marginados y olvidados de la sociedad, para que, por la fe, puedan descubrir al que trae la Buena Noticia a los pobres, la alegría a los tristes, la salud a los enfermos y la libertad a los oprimidos. Oremos.
  4. Por todos nosotros, celebrantes de esta asamblea eucarística, para que nos preparemos con la oración y las obras de caridad a la venida de nuestro Salvador. Oremos.

Presidente: Acoge, Señor, nuestra oración, muéstranos tu misericordia y haznos ver pronto tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Opción 3

Celebrante: Demos gracias a Dios que nos augura un porvenir de esperanza y prosperidad, y recojamos la voz de todos los que en su angustia, dolor o necesidad le reclaman y digámosle:

Ven, Señor, a salvarnos.

  1. Al papa, obispos y sacerdotes, permíteles Señor, que con tu ayuda, sigan preparándonos para la segunda venida de Cristo. Oremos.
  2. A los gobernantes de las naciones, especialmente a los de nuestro país, dales Señor sabiduría para gobernar rectamente. Oremos.
  3. A los que sufren en el mundo, a los marginados, a los que se sienten abandonados por la sociedad, dales Señor la esperanza de un reino de paz, justicia y amor. Oremos.
  4. A los que participamos de esta Santa Misa, concédenos que vivamos siempre preparados para día de nuestra redención definitiva. Oremos.

Celebrante: Gracias, Padre, porque nos escuchas y porque nos das tu Espíritu para aguardar con paciencia la venida de nuestro Salvador; danos tu fuerza para mantenernos firmes en la verdad, y abre nuestros ojos para reconocerte presente en nuestras vidas. Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.

Ofrendas

Hermanos, mientras llevamos al altar el Pan y el Vino, con el canto manifestemos nuestra alegría de llevar a Dios la vida nuestra, con todo el bien que hay en el mundo.

Comunión

Vamos cantando a comulgar, porque así celebramos fraternalmente la alegría de recibir la vida del hijo de Dios glorificado, que quiso ser nuestro pan.


Final

Ahora vayamos con el compromiso de llevar alegría a un mundo sumido en la tristeza y desesperanza. Compartamos la alegría de haber recibido al Señor, a quien esperamos nacido entre nosotros en muy breve plazo. Muchos no esperan, muchos no sienten la alegría del nacimiento de Jesús. Es nuestra misión contagiar al mundo con nuestro gozo navideño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario