21 diciembre 2022

Moniciones Misa de Gallo

 

Hoy no es un día más. Nuestra habitual bienvenida a la Eucaristía tiene que tener más fuerza, más contenido, más amor, aún si cabe. El Señor ya está aquí. Le hemos esperado. Hemos intentando, asimismo, convertirnos para facilitar el camino de su llegada. Pero ya está aquí. Como veis el templo está lleno de luz y el mantel del altar es el de los grandes acontecimientos. Es nuestra cena litúrgica de Nochebuena, como la acabáis de celebrar en casa y que luego continuareis tras la Eucaristía. El Señor viene. El Señor –el Niño Dios—ya esta aquí… Un silencio profundo, una quietud total, envolvió la Tierra en esos momentos previos al Nacimiento. En eso estamos. Hermanos y hermanas con toda nuestra alegría iniciemos nuestra eucaristía cantando.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Todas las lecturas nos hablarán hoy del puente entre tiniebla y luz. Y en la primera, del libro de Isaías nos invita a abrir los ojos para ver extasiados a un Niño descendiente de David, al Emmanuel, portador de la plenitud, de la justicia y de la paz.

S.- El salmo 95 es un canto de alegría porque Dios reina sobre toda la Tierra y sobre sus criaturas. Es como ponerse en presencia del Señor y es lo que hacemos nosotros en esta noche tan especial. Es un canto de los tiempos finales cuando la espera del Señor se ha cumplido.

2.- Es la venida de Cristo, nos dice la segunda lectura de la Carta de Pablo a Tito, la que nos propone e inspira, desde ahora, asumir un comportamiento nuevo ético y fraternal. Una vida purificada y digna de recibir, en la aparición gloriosa, al Salvador del mundo.

3.- El evangelio de Lucas nos da la señal para reconocer al Niño Dios que ha nacido: la pobreza. Sólo cuando dejemos las riquezas, los privilegios, el poder: entonces se podrá reconocer la verdadera Iglesia de Cristo. Los pastores así lo entendieron. Y los ángeles cantaron a la paz del mundo que trajo el Niño.


Lectura de Post-comunión


MONICIÓN

La importancia de la fiesta alegre del Nacimiento del Señor indica que este espacio de postcomunión sea dedicado a cantar villancicos, elegidos según el mejor criterio de cada lugar, país o costumbre. De todos modos ofrecemos la bellísima oración del Papa Beato, Juan XXIII, dedicada al Niño Jesús.

ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN DE JUAN XXIII

Dulce Niño de Belén,
haz que penetremos con toda el alma
en este profundo misterio de la Navidad.
Pon en el corazón de los hombres esa paz
que buscan, a veces con tanta violencia,
y que tú sólo puedes dar.

Ayúdales a conocerse mejor
y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.
Descúbreles también tu hermosura,
tu santidad y tu pureza.
Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad.
Únelos en tu caridad.
Y danos a todos tu celeste paz.
Amén.


Exhortación de despedida

Lo mejor que puedo aconsejaros en este momento que nos despedimos después de haber celebrado litúrgicamente el Nacimiento del Niño Dios es que le cantemos –aquí y luego en vuestras casas—los villancicos que aprendimos de niños y que nos hagamos niños para mejor entender el milagro de un Dios hecho un niño pequeño, un bebé. ¡Feliz Navidad! Y que la paz de Dios este con nosotros y con nuestros hermanos.

 

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