Próximos ya la celebración de la Navidad, en la que viviremos con gozo agradecido el Misterio de la Encarnación, gesto generoso de un Dios que se hace hombre para que el hombre llegue a ser hijo de Dios, elevemos nuestras suplicas al Padre. Responderemos:
AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD
- Que tu Iglesia, Señor, sepa hacerte presente en medio del mundo y que siembre en su corazón el amor que le enseñaste a derrochar y sembrar en el surco de la Historia, pero que lo haga a tu estilo, comenzando por los últimos. Oremos.
- Que los más pobres, los que sufren en el alma o en el cuerpo; quienes llevan en sus carnes los zarpazos de la injusticia y la soledad experimenten en estos días de forma especial, y a través de los cristianos, la ternura de Dios para con ellos. Oremos.
- Que quienes están abatidos o se sienten solos, encuentren en Jesús esa invisible pero cierta compañía que les devuelva la alegría y la esperanza. Oremos.
- Que los presos, los enfermos terminales, los moribundos, los abatidos por la crisis, los refugiados, los últimos de entre nosotros, encuentren nuestras casas y nuestros corazones abiertos. Oremos.
- Que los cristianos sepamos vivir estos días un estilo de vida que trasmita una alegría viva y plena, una con anza que ayude a con ar y una ternura capaz de llevar a todos a Dios, Luz de Luz. Oremos.
Que nunca olvidemos, Padre, que Tú siempre caminas con nosotros.
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