23 noviembre 2022

Moniciones y Lecturas 27 de noviembre de 2022 – I Domingo de Adviento Ciclo A

 

Tips Litúrgicos

  • Color: morado
  • Misa: Del domingo, Credo, Prefacio de Adviento I ó II.
  • Lecturas: Is 2, 1-5; Sal 121; Rom 13, 11-14a; Mt 24, 37-44
  • Liturgia de las Horas: Del domingo. Salterio I
  • I (1) Domingo de Adviento.
  • Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.

Monición de entrada

Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Bienvenidos a la casa de Dios para celebrar juntos la santa misa en el I Domingo de Adviento, con el que comenzamos un nuevo año litúrgico, a lo largo del cual reviviremos en las celebraciones los misterios de la salvación.

El tiempo de Adviento es tiempo de espera. Con esta santa misa comencemos nuestra alegre espera de la venida del Señor, poniéndonos de pie y entonando el canto de entrada…

Moniciones a las Lecturas

Opción 1: Monición única para todas las lecturas

Como era de esperarse, las lecturas de este domingo nos invitan a velar y estar preparados para la llegada del Señor. Las advertencias del Evangelio deberían generar alegría, y no miedo ni angustia; porque, como dice el profeta Isaías, avanzamos hacia la luz del Señor, nos encaminamos no hacia un final destructivo, sino hacia un tiempo de salvación en el que hay paz y convivencia fraterna. Por eso mismo el salmista nos invita a estar alegres y alabar a Dios mientras peregrinamos a la casa del Señor, y san Pablo, a llevar un estilo de vida propio de los hijos de la luz. Escuchemos atentos.

Opción 2: Moniciones para cada lectura

Monición a la primera Lectura (Isaías 2, 1-5)

Sión es la colina que domina la ciudad de Jerusalén, en la que se halla el templo, casa de Dios, lugar de su presencia. A esta casa acuden todas las naciones al final de los tiempos, según una visión universalista de la salvación que tuvo Isaías, y que ahora escucharemos con atención.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías  2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:

Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.

Dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén la palabra del Señor».

Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.

Casa de Jacob, ven,
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios.

Monición al salmo responsorial: (Salmo 121)

Los judíos al dirigirse a Jerusalén y contemplar la ciudad santa se sentían llenos de gozo. Ella era el resumen de las promesas de salvación.

Con el salmo 121, nosotros también manifestamos nuestro gozo diciendo todos:

Salmo responsorial: Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9

R. Vamos alegres a la casa del Señor.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus,
las tribus del Señor
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

Monición a la segunda Lectura (Romanos 13, 11-14a)

San Pablo, en su carta a los Romanos, exhorta a los cristianos a vivir en el amor de Dios, dejando las obras de las tinieblas y dando signos de conversión. Este llamado es para nosotros ahora que comenzamos el Adviento. Escuchemos las indicaciones que nos da San Pablo.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 13, 11-14a

Hermanos:

Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.

Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

Monición al Evangelio (Mateo 24, 37-44)

Como la segunda venida de Jesús nadie sabe cuándo sucederá, siempre debemos estar vigilantes, en la espera del Señor. El Evangelio de San Mateo nos pone hoy en alerta y nos hace unas sugerencias importantes a tomar en cuenta, para que ese día no nos sorprenda sin prepararnos.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

—«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.

Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Oración de los fieles (opción 1)

Presidente: Mientras esperamos la segunda venida de Cristo, nosotros, peregrinos en la fe, elevamos nuestras plegarias por los hombres del mundo entero. Nos unimos diciendo:

«Ven, Señor, no tardes»

  1. Por la Iglesia, para que siga alentando en el mundo todas las buenas esperanzas de los hombres y sea la luz que ilumine las incertidumbres de los pueblos. Roguemos al Señor.
  2. Por los que gobiernan las naciones, para que en estos tiempos de preparación del nacimiento de Cristo, den a luz buenas noticias para los pueblos que están bajo sus gobiernos. Roguemos al Señor.
  3. Por todos los que sufren, sobre todos aquellos que se encuentran solos en este mundo, por la pérdida de sus familias, para que se preparen para recibir el auxilio y la presencia real de Cristo en este tiempo de Adviento. Roguemos al Señor.
  4. Por esta comunidad, para que esta Eucaristía la prepare a vivir en el mundo cotidiano como signo de la esperanza que proclama en el Adviento. Roguemos al Señor.

Presidente: Acoge Señor nuestro clamor y escucha también las plegarias que se han quedado en lo más profundo de nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración de los fieles (opción 2)

Presidente: En la espera del Redentor, dirijamos nuestras súplicas al Padre, para que salga al encuentro de nuestras necesidades, y pidámosle que nos traiga su paz y su consuelo.

Contestaremos todos: Ven, Señor, no tardes en llegar.

  1. Por la Iglesia, luz de Cristo en medio del mundo, para que con la predicación de la Palabra de Dios ilumine nuestra esperanza, deseo y certeza de salvación. Oremos.
  2. Por todos los cristianos, para que la cercanía del Salvador los estimule a vivir como hijos de la luz, rechazando en todo momento las obras de las tinieblas. Oremos.
  3. Por los gobernantes, responsables de la justicia y la paz, para que no defrauden las esperanzas de los pueblos y respeten los derechos de los hombres y mujeres. Oremos.
  4. Por quienes han perdido la fe y la esperanza, para que nuestra oración y ejemplo de vida los estimule a esperar un mundo más humano y creíble. Oremos.
  5. Por nosotros, que esperamos anhelantes la venida del Señor, para que dejemos las actividades de las tinieblas y caminemos siempre por la luz de la verdad y del bien. Oremos.

Presidente: Padre bondadoso, acoge nuestra humilde súplica y acrecienta en nosotros, con la venida de tu Hijo, el inestimable don de la esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Ofrendas

Queridos hermanos, los dones de pan y vino, que llevamos hoy al altar, en la vida cotidiana son esperanza de fuerza y de vida. Los presentamos al Señor para que se conviertan en esperanza de redención.

Comunión

Ha llegado el momento de caminar, como peregrinos, a alimentar nuestra vida, para que la esperanza en la Navidad que preparamos, ilumine nuestra espera del Salvador. Cantemos todos.

 Final

Hermanos, después e haber celebra esta santa Eucaristía y haber escuchado su Palabra de salvación, nos vemos comprometidos a ira  vivir en el mundo como los que verdaderamente «pueden dar razón de su esperanza».

Pasemos a vivir el Adviento en el mundo, a vivir la liturgia de hoy en la vida cotidiana, hasta nuestra próxima reunión del domingo venidero.

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