Monición de entrada
Sean todos bienvenidos, hermanos, a la celebración eucarística correspondiente al segundo domingo del tiempo de Adviento. Tengan todos muy buenos días (tardes, noches).
En la preparación de los caminos del Señor, hoy escucharemos tanto a Isaías, como a Juan, el Bautista.
Pidiendo al Señor esa fuerza para convertirnos y hacer vida así la palabra de este día, comenzamos la Santa Misa, de pie, cantando el canto de entrada…
Moniciones para las lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
El llamado a la conversión es el mensaje central de las lecturas de este domingo.
El Reino de los Cielos, tal como aseguran el salmista y el profeta Isaías, conlleva un periodo de justicia y paz, donde todos, tendrán una oportunidad de felicidad. El Mesías, investido con el Espíritu de Dios, hará lo que no han sido capaces de llevar a cabo los reyes en Israel. Y Pablo nos exhorta a fiarnos de la Palabra de Dios y mantenernos firmes en la esperanza.
Preparémonos para la escucha atenta de esta Palabra.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Primera Lectura (Isaías 11, 1-10)
Escuchemos primero un texto mesiánico del profeta Isaías, que con comparaciones tomadas de la vida rural, nos anuncia un reino de paz que se convertirá también en señal de salvación para otros pueblos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del profeta Isaías: 11, 1-10
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial (Salmo 71)
Meditemos, con el salmo 71, la visión del Reino prometido. Si en nuestra vida hay tiniebla y vacío, esperamos en el Rey que ha de venir: será padre de los pobres y paz para cuantos lo espiran.
Manifestemos nuestra esperanza diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17
Segunda Lectura (Romanos 15, 4-9)
Escuchemos ahora las exhortaciones de San Pablo, escritas en su carta a los Romanos, con recomendaciones que nos ayudan a preparar mejor la venida del Señor. Pongamos mucha atención
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos: 15, 4-9
Hermanos: Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura:
Palabra de Dios.
Evangelio (Mateo 3, 1-12)
Del evangelio de San Mateo, escucharemos ahora a Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, que ahora con valentía anuncia la venida del Mesías y nos llama a dar frutos de una sincera conversión.
La conversión que Juan anuncia vuelve a hacerse necesaria en toda época de renovación evangélica. Por eso preparémonos para escuchar este importante mensaje.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo: 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
—«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo:
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
—«¡Camada de víboras!, ¿Quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles (opción 1)
Presidente: Queridos hermanos, ya hemos escuchado la voz de Dios que nos ha llamado a enderezar nuestros senderos. Ahora hagámonos escuchar a los oídos de Dios, hablándole de las necesidades del mundo. Digamos todos:
Ven y sálvanos, Señor.
- Por todo el pueblo de Dios, para que cada bautizado sepa dar razón de su esperanza en todos los ámbitos de su vida. Roguemos al Señor.
- Por el Papa, obispos y sacerdotes, para que sigan predicando el mensaje de conversión en este tiempo de Adviento, anunciando la salvación para aquel que enderece sus senderos. Roguemos al Señor.
- Por los que gobiernan las naciones, para que hagan que en los pueblos se transformen sus estructuras injustas y se afiancen el derecho y la paz. Roguemos al Señor.
- Por todos los que sufren, para que en este Adviento se encuentren con corazones cristianos que les brinden la ayuda que necesitan. Roguemos al Señor.
- Por las intenciones que cada uno de los que formamos esta Asamblea litúrgica le hemos presentado hoy a Dios, para que, en su voluntad, Dios las reciba y nos conceda lo que pedimos con fe. Roguemos al Señor.
Presidente: Señor, Dios nuestro, que nos prometes en Cristo la realización de todos nuestros anhelos, escucha nuestras súplicas y permítenos alcanzar nuestras metas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración de los fieles (opción 2)
Presidente: Hermanos, el Adviento nos llama a la conversión, a preparar nuestro corazón para recibir al Salvador. Con esta alegría dirijamos al Padre de amor nuestras súplicas diciendo todos:
Ven, Señor, a salvarnos
- Por la Iglesia, precursora de Cristo, como Juan Bautista, para que prepare los caminos del Señor allí donde apenas ha llegado el anuncio de su venida. Oremos.
- Por los que trabajan por la paz, la justicia, la libertad, para que descubran en su labor el proyecto grandioso de Dios, revelado en Jesucristo. Oremos.
- Por los enfermos y todos los que sufren, para que puedan experimentar en su vida la salud y el consuelo que vienen de la misericordia de Dios hecho hombre. Oremos.
- Por todos nosotros, benditos del padre, para que la venida de Cristo nos libere de toda esclavitud y, por la gracia del bautismo, perdone nuestros pecados. Oremos.
Presidente: Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, que está aquí en tu presencia, reunido este día para la celebración eucarística, y que quiere hacer tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Ofrendas
Junto al Pan y el Vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, ofrezcamos al Señor también nuestro propósito de conversión. Cantemos.
Comunión
El Evangelio de hoy nos ha invitado a convertirnos para recibir a Jesús. Con un corazón limpio, acerquémonos a recibirle en la Santa Comunión.
Final
Dios nos ha exhortado a prepararnos para la venida del Señor dando pasos firmes en nuestra conversión. Vayamos ahora a hacer vida la Palabra que hemos recibido.
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