03 noviembre 2022

Moniciones Domingo XXXII del Tiempo Ordinario

 

MONICIÓN DE ENTRADA

Os damos nuestra más cordial bienvenida en estos momentos alegres y solemnes en que iniciamos nuestra Eucaristía de este domingo 32 del Tiempo Ordinario. Y os queremos decir que nos vamos acercando ya al Adviento y al final del presente ciclo litúrgico. Os pedimos, además, una atención muy especial, pues Jesús en su respuesta a una trampa de los saduceos les iba a revelar que un día, todos, seremos como Ángeles. Es una promesa de vida eterna que aquellos interlocutores, ciegos por el poder y el dinero, no comprendieron, no entendieron. Pero nosotros, si; Y con esa promesa de eternidad iniciamos, pues, estos sagrados misterios.


MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura pertenece al capítulo 7 del Libro de los Macabeos y narra el martirio que siete hermanos sufrieron por confesar y no negar al único Dios verdadero. Los judíos creían en una resurrección que solamente alcanzaba a los justos y a los mártires. Pero Jesús nos dice que todos resucitaremos y que seremos como ángeles…

S.- El salmo 16 era una plegaria matinal, el despertar era el momento de rezar a Dios Todopoderoso. El cristianismo siempre ha visto en este salmo como una alusión a la resurrección, incluso se ha pensando que para los judíos también contenía una alusión velada a ese momento del despertar para la eternidad.

2.- La segunda lectura procede la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses, que ya hemos leído la semana pasada y que seguiremos leyendo hasta el Adviento. Pablo sugiere que no debe haber temor ante los Tiempos Últimos porque tenemos la fuerza de Dios que nos lleva a obrar y hablar bien. Es Dios quien nos inspira.

3.- El Evangelio de Lucas que se proclama hoy contiene una figura llamada “la trampa saducea” y que es frecuente en el lenguaje político o jurídico. Cuando los saduceos –que no creían en la resurrección—se acercan a Jesús quieren proponerle un tema sin más solución que la de ellos. Pero Jesús les enseña algo en lo que nunca habían pensado: que cuando resucitemos seremos como ángeles y que las necesidades de esta vida mortal no aparecerán en esa Vida Futura. Para nosotros, Jesús de Nazaret nos hace una promesa de eternidad que, creyendo en ella, ha de cambiar nuestra existencia terrena.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Hoy Jesús nos ha dicho en el Evangelio que seremos como ángeles. Y presentamos este himno de Laudes, de la Liturgia de las Horas, dedicado a los ángeles de la Guarda. Nos ha parecido muy apropiado para estos momentos finales de la Eucaristía

HIMNO AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Ángel santo de la guarda,

compañero de mi vida,

tú que nunca me abandonas,

ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,

se que te hallas a mi lado,

escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos.

 

En las sombras de la noche,

me defiendes del demonio,

tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro.

 

Ángel de Dios,

que yo escuche tu mensaje y que lo siga,

que vaya siempre contigo hacia Dios,

que me lo envía.

 

Testigo de lo invisible,

presencia del cielo amiga,

gracias por tu fiel custodia,

gracias por tu compañía.

 

En presencia de los Ángeles,

suba al cielo nuestro canto:

gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Amén.


Exhortación de despedida

Salgamos felices de la Eucaristía. Tenemos una promesa de Jesús que nos tiene que hacer sentir muy alegres: todos seremos como ángeles cuando resucitemos. Es impresionante, ¿verdad?

 

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