“NÓMADAS DEL FUTURO”
1. Sentido de las huellas
Vivimos tiempos difíciles, de oscuridades e interrogantes. Un tiempo de profundos cambios e inestabilidades que nos plantea miles de interrogantes a todos los niveles: cultural, social, político, existencial, religioso, vital… Podemos estar “instalados” en esta situación de perplejidad o no pasar de los lamentos, quietos en nuestro sitio («cuando menos lo pensaban….»: Mt 24,39). Esta es hoy la llamada del Adviento, tiempo de esperanza, pero también de conversión: «estad también vosotros preparados» (Mt 24,44). «Ya es hora de despertaros del sueño», dice Pablo (Rom 13,11). E Isaías: «Caminemos a la luz del Señor» (1ª lectura). No caminamos en solitario. Jesús fue –y sigue siendo- el “peregrino” que vino «un día por las montañas», como nos sugiere el canto de entrada que propone Antonio Alcalde. Es hora de levantarse y ponerse en actitud de búsqueda, de echarse a andar, como los israelitas en la Pascua: ceñida la cintura, bastón en mano y sandalias, “haciendo camino al andar” (A. Machado).
2. La canción:
Este domingo ponemos el acento en esta parte del estribillo. Tal vez en algún momento de la misma homilía puede comentarse y escucharse la canción, subrayando el sentido de su letra.
CAMINAMOS, COMPAÑERO, CONSTRUYENDO VIDA NUEVA.
CAMINAMOS, COMPAÑERA, NUESTRO DIOS VA EN TU MIRADA.
3. Huellas y símbolo
Ponemos las primeras huellas en el pasillo central, en el suelo, o en el mural delante de toda la asamblea: nos echamos a andar. Pero no vamos solos: “nuestro Dios va en tu mirada”, dice la canción. De ahí ese pequeño símbolo de un aro, que es el sol, la luz de Dios en nuestro caminar.
El camino no está trazado de antemano: lo vamos construyendo al mismo ritmo de las pisadas.
4. Una frase y una actitud:
Frase: BUSCAR LA LUZ EN MEDIO DE LAS SOMBRAS
Es la frase que escribiremos en la huella que repartiremos a toda la asamblea, como cada domingo en la Eucaristía: puede ser en alguno de los momentos procesionales, como la comunión, o bien en el momento del envío, al acabar la eucaristía, tal vez con un pequeño comentario o monición que acompañe ese símbolo.
Actitud: DESPERTAR
Por el otro lado de la huella del zapato que entregamos, podemos tener escrita en él esta actitud correspondiente para este domingo. Ambas cosas las llevamos a casa, donde incluso podemos ir construyen- do nuestro propio camino, para que sirvan de recuerdo y compromiso en la semana.
5. La “Corona de Adviento”
El origen de la Corona de Adviento data de muchos años antes de Cristo, en el norte de Europa, en tiempos esencialmente agrícolas, unido al frío y oscuridad del invierno y a la esperanza de la primavera. El círculo es un símbolo universal del ciclo permanente de las estaciones, y las hojas perennes, siempre verdes, así como las velas encendidas significan la persistencia de la vida. El cristianismo integró su simbología aplicándolo al Adviento y a Cristo, luz que rompe las tinieblas.
El uso como calendario previo al día de Navidad se atribuye normalmente a Johann Hinrich Wichern (1808- 1881), un pastor protestante alemán. Los niños de una escuela que Wichern había fundado preguntaban a diario si el día de Navidad había llegado. El pastor construyó un anillo de madera, hecho con una vieja rueda de carreta, con diecinueve velas rojas pequeñas y cuatro velones blancos. Encendieron una vela pequeña cada día de la semana durante el Adviento, y los domingos, una de las cuatro velas grandes (Wikipedia).
VIGILANTES ENCENDEMOS
LA CORONA DEL ADVIENTO.
EN LOS CIRIOS OFRECEMOS
CUATRO ETAPAS DE UN ENCUENTRO.
Nos evoca ya el primero
el Antiguo Testamento;
los profetas, voz del Verbo,
lo anunciaron desde lejos.
Encendemos hoy nuestra primera vela del Adviento.
“Estad siempre preparados” nos dices tú, Señor.
A pesar de nuestras perplejidades
acudimos a ti, Señor: ¡despiértanos!
No dejes que nos venza el cansancio,
la rutina, la desesperanza.
Queremos ser caminantes,
nómadas en medio del desierto.
Esperamos tu venida.
¡Ven, Señor Jesús!
6. Una oración:
QUIERO MOVERME…
Yo creo
y quiero moverme:
quiero extender tu evangelio
y levantar solidaridad.
No llego a todo,
pero quiero hacer cuanto pueda.
Siento la voz del Viento que me dice:
“Si no puedes lo que quieres,
quiere lo que puedes”.
Señor,
creo,
quiero
y me pongo a hacerlo.
Patxi Loidi (“Mar adentro”).
7. Canciones a pie de calle
No son canciones “litúrgicas” ni “sagradas” –o sí-, pero son canciones que canta la gente hoy en día, canciones que se “oyen” y tal vez no se “escuchan”, pero pueden ayudar a ponerle carne al tema de este domingo de Adviento. Con una adecuada monición explicativa, también puede formar parte –en un momento determinado (la homilía, un tiempo de silencio meditativo o de acción de gracias, la “corona de Adviento”, etc.)- de la celebración. O tal vez como ambientación previa para el grupo que prepara la liturgia.
“Poneos en pie” (Ain-Karem, álbum “¡Alégrate!”). https://www.youtube.com/watch?v=4DVC0QVIqX4
Poneos en pie y alzad la cabeza,
mirad que llega el Hijo del Hombre a la tierra
y viene a habitar vuestro hogar.
Poneos en pie y encended la lámpara,
no os halle dormidas, que arda vuestra llama.
Velad y estad atentas,
leed los signos de los tiempos:
el Reino de Dios está cerca. Velad y estad alerta,
cuidad la luz en vuestras velas,
el Hijo del hombre llama a la puerta.
“Vamos andar” (Silvio Rodríguez):
Vamos a andar en verso y vida tintos,
levantando el recinto del pan y la verdad.
Vamos a andar matando al egoísmo,
para que por lo mismo reviva la amistad.
Vamos a andar hundiendo al poderoso,
alzando al perezoso, sumando a los demás.
Vamos a andar con todas las banderas trenzadas,
de manera que no haya soledad.
Que no haya soledad, que no haya soledad,
que no haya soledad.
Vamos a andar para llegar a la vida
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