DOMINGO 34 DEL T. ORDINARIO/C
DE D. PEDRO HEREDIA
FIESTA DE CRISTO REY (Lc.23,35-43) /C
“El único sentido de esta vida consiste en ayudar a establecer el reino de Dios.” (León Tolstoi).
1.- Terminamos este año litúrgico celebrando la fiesta de Cristo rey.
- Los cuatro evangelistas nos dicen que en la cruz de Jesús habían puesto una inscripción, el motivo por el que Poncio Pilato mandó a crucificarle: “Este es el rey de los judíos” (Mt.27,37; Mc.15,26; Lc.23,38; Jn.19,19).
- Durante su vida pública Jesús nunca se llamó a sí mismo “Rey” de una manera directa, a no ser en juicio ante Pilato (Jn.18,33-37). Sin embargo, tampoco lo negó:
+ Cuando Natanael se encuentra con Jesús, le dice: “Tú eres el Rey de Israel” (Jn.1,49); Y Jesús no le contradice.
+ La muchedumbre que recibió en Jerusalén a Jesús con palmas y olivos, le decían gritando: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el Rey de Israel” (Jn.12,13; Mc.11,10); y Jesús no les mandó callar, sino todo lo contrario: “Algunos de los fariseos que estaban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos.” Y Jesús les respondió: “Si éstos se callan, gritarán las piedras” (Lc.19,39-40).
+ Los soldados, después de azotar a Jesús (Mt.27,26), le pusieron una corona de espinas y se mofaron de él diciéndole: “¡Salve, Rey de los judíos” (Mt.27,29; Mc.15,18). Y Jesús tampoco les respondió.
+ Una vez en la cruz, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, se burlaban de Jesús y le decían: “Rey de Israel es: Que baje ahora de la cruz y creeremos en él” (Mt.27,29; Mc.15,32). Esto mismo le decían los soldados (Lc.23,37). Y Jesús ni a unos ni a otros les dijo nada.
Fue ante Pilato, cuando Jesús habló claro y aceptó el ser llamado “rey”:
+ Los sumos sacerdotes y escribas presentaron a Jesús ante Pilato acusándole de que se tildaba de rey: “Hemos encontrado a éste… diciendo que él es el Cristo rey” (Lc.23,2); y, al preguntarle Pilato, si era verdad que él era el rey de los judíos, Jesús, según los cuatro evangelistas, le respondió: “Sí, tú lo dices” (Mt.27,11; Mc.15,2; Lc.23,3; Jn.18,33-34).
2.- Pero Jesús aclara ante Pilato algo que es muy importante: “Mi Reino no es de este mundo” (Jn.18,36). Nosotros aún no hemos entendido esto, pues siempre que pretendemos esculpir o pintar la figura de Cristo Rey, le vestimos y ornamentamos con mantos reales, cetros y coronas al estilo de los reyes de este mundo.
- Jesús, es verdad, acepta ser llamado rey y habla de un reinado. Pero nunca permitió que se le confundiese con un rey político al estilo de los reyes de este mundo ni su reinado tampoco:
+ Cuando la gente vio el milagro de Jesús al multiplicar los panes y de los peces, pretendió tomarle a la fuerza para hacerlo rey, como los reyes de este mundo y él, al darse cuenta de ello, “Huyó al monte solo” (Jn.6,15),
+ El poder no es lo propio de Jesús sino el servicio; por eso, cuando Jesús se da cuenta de que sus discípulos están peleando por el poder y sus primeros puestos (Mc.10,35-3841), les dice: “¿No sabéis lo que pedís” (Mc.10,38)… “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc-10,42-45).
- El programa del Reinado de Jesús en nada se parece tampoco con los programas de nuestros políticos que van tras el poder. Jesús ha venido a comunicarnos “una Buena Nueva” (Lc.4,18;8,1 Mc.1,15): La creación de un hombre nuevo, capaz de construir también una nueva sociedad. Nunca ha sido más actual el reinado de Jesús que en estos momentos en los que todos ansiamos ver cómo el hombre empieza a construirse como un hombre nuevo, enriquecido con los valores de todos esos grandes valores con los que vivió Jesús. Sólo un hombre nuevo será capaz de construir esa nueva sociedad que todos deseamos y soñamos. Dice José Luis Martín Descalzo en su libro “Vida y misterio de Jesús de Nazaret”: “La causa de Jesús es la causa de Dios en el mundo. Una causa que él resume en una frase, a primera vida enigmática: Ha concluido el tiempo de espera. Se acerca el reino de Dios. Convertíos.”
+ Construir el Reinado de Dios es pensar, sentir, hablar y actuar como pensó, sintió, habló y actuó Jesús, el primer hombre nuevo que llevó a cabo el Reinado de Dios.
+ Construir el reinado de Dios es hacer realidad en nuestra vida los grandes valores con que Jesús edificó su vida, esos valores que, al verlos la gente decía asombrada que “enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mc.1,22).
+ Cuando los grandes valores del amor a todos sin distinción alguna, el respeto a todo ser humano y sus derechos, la solidaridad, la igualdad y fraternidad, la honradez y la fidelidad, la ayuda al más necesitado, la justicia, el espíritu de servicio a todos, se hagan una realidad en nosotros, nos convertiremos en hombres nuevos y esta sociedad nuestra, sin duda alguna, será también nueva, empezaremos a vivir en paz todos porque el reinado de Dios se hace una realidad en este mundo nuestro.
Como dice José María Castillo en su libro “el Reino de Dios”: “Al Dios de Jesucristo, y a Jesucristo mismo, los podemos encontrar y relacionarnos con ellos, en la medida, y sólo en la medida, en que encontramos el Reino de Dios y ponemos en práctica lo que esté a nuestro alcance para que ese Reino se haga presente aquí y ahora. Esto es lo que constituye el centro del Evangelio.”
Por eso, con toda razón, decía el escritor ruso León Tolstoy: “El único sentido de esta vida consiste en ayudar a establecer el reino de Dios.”
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