29 octubre 2022

Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre de 2022)

 

Solemnidad de Todos los Santos

(1 de noviembre de 2022)

Hoy celebramos el día de todos los santos. El origen de la celebración colectiva de todos los santos hay que buscarlo tanto en la piedad popular hacia los mártires como en la reflexión teológica posterior a la celebración de los natalicios de los mismos. A partir de la segunda mitad del siglo lV, el calendario de Nicomedia señalaba para el viernes de la octava de Pascua la fiesta de “todos los santos confesores”.

En Roma, el emperador Focas entregó el Panteón, templo pagano de la ciudad dedicado a los dioses, al papa Bonifacio lV, el cual trasladó allí numerosas reliquias de mártires y, a principios del siglo Vll, lo dedicó a “santa María, y a los Mártires”. Más tarde, se amplió el título dedicatorio: “A la Virgen y a todos los santos”. Así se fue extendiendo paulatinamente esta solemnidad a toda la Iglesia y, finalmente, el papa Gregorio IV dispuso que se celebrara el primero de noviembre.

Desde el siglo XI existe en la liturgia de la Iglesia esta festividad. Y en una misma celebración recordamos a los santos oficiales de la Iglesia, y a los desconocidos. Estos son muchísimos millares de personas que probablemente nunca serán declarados santos, y que sin embargo han vivido una vida de acuerdo con el mensaje de Jesús. Además, la piedad cristiana asocia esta fiesta con la de todos los difuntos, hoy los cementerios están atestados de personas que acuden a recordar a sus seres queri­dos, aquellos que -como dice la liturgia de la Iglesia- “nos prece­dieron con el signo de la fe y duermen ahora el sueño de la paz”. ¡Cuántos santos no habremos conocido a lo largo de nuestra vida!

Una fiesta de esperanza

En este día La Palabra de Dios en la segunda lectura hace una llamada a la esperanza, y nos recuerda que llegará un día, más allá de nuestra muerte, en que se manifestará plenamente lo que somos, hijos de Dios. Por ello nuestra fe nos dice que la muerte no es el final definitivo de nuestra his­toria personal. Nuestra fe nos habla de una “vida después de la muerte” y lo creemos y lo esperamos por el amor que Dios nos tiene. Y esta fe nos lleva a afirmar que todos los que han muerto están en buenas manos, están en las manos de Dios.

La conmemoración de todos los santos es una fiesta para recordar a los que Jesús llamó bienaventurados. “Esos son los mejores” los que tienen una dicha que nadie les arrebatará y que lle­gará a plenitud el día en que se manifieste lo que seremos…

Ellos creyeron, mientras iban de camino, en el Dios-Amor, el Dios-fiel, que nos está esperando en un cielo definitivo en el que nuestras lágrimas serán secadas, nuestras dudas serán iluminadas y nuestros amores se encontrarán en el universo de amor del Dios fiel, amigo de los hombres y amigo de la vida… Como decía S. Agustín, “allí viviremos y amaremos, amaremos y glorificaremos, ese será el fin sin fin”.

Una fiesta para recordar a los santos de andar por casa

Es este un día para recordar a los santos de andar por casa , y que nosotros hemos conocido, porque ellos son los que intuyen a Dios, de tal manera que les transforma por dentro. Hasta tal punto que sus vidas irradian algo diferente. Sus palabras evocan una Palabra eterna. Sus gestos manifiestan sosiego y templanza de una verdad eterna.

Estos que todos hemos conocido no se evaden, no se refugian en una intimidad solo poblada por Dios, están a nuestro lado. Su fe les abre al mundo. Les acerca al prójimo. Son maestros sanadores que comparten las zozobras y las alegrías de la gente. Son portadores de esperanza. Disfrutan con la vida bien concreta y real, ríen alto y fuerte. A veces también lloran. Arriesgan, en ocasiones hasta dar la vida por enfrentarse a lo injusto. Como hizo Jesús, en cuyo espejo se miran.

Otras veces es la suya una entrega más callada, más cotidiana, que va construyéndose en el día a día.

Al celebrar a todos los santos del mundo y de la historia. Al recordarles, lo hacemos con gratitud, con admiración, pero también con la conciencia de que cada uno de nosotros está llamado a vivir el evangelio con la misma pasión, hondura y radicalidad.

Creo que es positivo que, en relación con el día de todos los santos y de los santos desconocidos, tengamos una fiesta en que traigamos a la memoria a nuestros seres queridos ya que “los únicos muertos son aquellos a quienes ya no amamos”

¿Qué puede significar esta fiesta para nosotros cristianos del siglo XXI?

Nuestra fe no es individualista. Formamos parte de una Iglesia en la que la vida y la fe de otros hombres y mujeres han jugado un papel muy importante en lo que somos, como personas y como cris­tianos. Hoy debe ser un día de recuerdo y agradecimiento hacia ellos, hacia esos “santos anónimos” que han significado un hito importante en nuestra existencia.

Qué bien escribía San Agustín: “Un buen cristiano no es el que no hace nada malo, sino el que hace muchas cosas buenas. Quienes evitan el mal, pero no hacen el bien, son condenados por el señor en el Sermón de la Montaña. No se llama bueno al que hace cosas malas, sino al que hace cosas buenas”.

Otro significado importante de esta fiesta es que todos nosotros estamos llamados a la santidad, aunque no seamos nunca santos oficiales de la Iglesia. Necesitamos personas a nuestro alre­dedor cuya existencia sea en sí misma un testimonio vivo del amor de Dios. Y cada uno de nosotros. Por mucho barro y pecado que haya en nuestra vida, está llamado a la misma forma de vida de los santos oficiales y de los santos anónimos, a ser ese comentario vivo y, hoy únicamente válido, del Evangelio.

Otro aspecto a resaltar es que la fiesta de hoy es nuestra fiesta de familia: son hermanos nuestros (el prefacio hablará de “los santos, nuestros hermanos”). De nuestra raza. De nuestro pueblo, de nuestra Orden. No son  Ángeles o héroes de otro planeta. Han seguido el mismo camino que nosotros (el Ap dice que “vienen de la gran tribulación”) y ahora triunfan por haber sido fieles a su fe. Pero también es la fiesta de Cristo. Es su mayor éxito: el que a lo largo de los siglos tantos millones de personas hayan creído en Él y hayan aceptado su plan de vida. Hoy es la fiesta del “Cristo total”.

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