Gracias, Señor, por ser el alimento que nos da vida.
Gracias, porque cada día nos das numerosos signos de tu bondad, de tu amor, de tu misericordia y perdón.
Danos un corazón agradecido. Un corazón que reza al Padre como tú lo hacías.
Ayúdanos a vivir la Eucaristía, como un encuentro gozoso en el que nos das tu perdón, tu Palabra y tu Cuerpo; y al que nosotros traemos nuestros gozos y penas, las ilusiones y las tristezas, las esperanzas y los temores, pero sobre todo traemos nuestro agradecimiento.
Gracias. Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario