Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Con la más cordial bienvenida les recibimos en la casa de Dios para celebrar la Santa Misa en el trigésimo primer domingo del tiempo ordinario.
Dios, en su infinita misericordia, siempre perdona nuestros pecados. Ansiosos de encontrarnos con Dios y recibir muestras de su misericordia, iniciemos con devoción la celebración de estos misterios. De pie, cantamos.
Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
La relación entre Dios y el ser humano, son descritas por las lecturas de hoy en clave de amor, fidelidad, compasión, ternura y salvación. Dios es «amigo de la vida, según el libro de la sabiduría; eso nos reconforta y llena de esperanza. El salmista, por su parte, proclama a Dios como rey y Señor, pero deja bien claro que esa realeza y ese señorío radican esencialmente en su amor y su fidelidad a las criaturas. En el Evangelio de hoy Jesús, el Hijo, encarna en su persona el amor y la fidelidad del Padre.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera Lectura (Sabiduría 11, 22—12, 2)
El autor del Libro de la Sabiduría hace una lectura de la historia a la luz del principio del amor como explicación de todo lo creado: todo es precioso a los ojos de Dios. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de la Sabiduría 11, 22—12, 2
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido?
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado?
Todos llevan tu soplo incorruptible.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (144)
Bendigamos ahora, con el salmo 144, a Dios, que es clemente y misericordioso. Unámonos a la alabanza diciendo todos:
Salmo responsorial Salmo 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Monición a la segunda Lectura (2 Tesalonicenses 1, 11—2, 2)
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 11—2, 2
Hermanos:
Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 19, 1-10)
El amor y perdón de Dios se hacen visibles en Jesucristo, que acogía a los pecadores e incluso hacía banquetes con ellos. Hoy veremos el caso de Zaqueo. Pero primero cantemos todos el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10
Elevemos, hermanos, nuestras súplicas, a Dios, Padre misericordioso, que, en su infinito amor, envía a su Hijo a buscar y salvar a los que se desvían del camino. Digamos todos: Atiende, Señor, nuestra oración.
- Por la Santa Iglesia de Dios, para que no desmaye en su tarea de llevar a todos los hombres al encuentro con Cristo, que salva y perdona a todo el que se arrepiente de sus pecados. Oremos.
- Por los que se han alejado de la Iglesia, los que aún no conocen a Cristo y los que permanecen en la Iglesia, pero indiferentes al mensaje de Dios, para que abran sus corazones y acepten la salvación que Dios les ofrece, iniciando un verdadero camino de conversión. Oremos.
- Por las familias que sufren la ausencia de sus seres queridos, para que encuentren en la Palabra de Jesucristo la fortaleza y la fe para seguir adelante. Oremos.
- Por los difuntos de las familias de esta comunidad reunida en torno al altar de Dios, para que el Señor les dé el descanso eterno, los reciba en su Reino y los corone de gloria. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Llevamos ahora al altar las ofrendas de Pan y Vino, que se convertirán en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Cantamos…
Comunión
«Hoy tengo que alojarme en tu casa», ha dicho Jesús hoy a Zaqueo. También quiere alojarse en nuestra casa y lo podemos recibir, acercándonos a comulgar. Cantemos.
Final
Que el amor manifestado por Dios hacia nosotros lo podamos llevar a aquellos desamparados del mundo. Vayamos a vivir la Palabra escuchada.
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