19 octubre 2022

Monición para el Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario- Ciclo C

 Tiempo Ordinario – Ciclo C


30o. Domingo: Religiosidad de escaparate

Monición de entrada:


Buenos, días, (tardes, noches). Estamos celebrando el trigésimo domingo del tiempo ordinario. Dos de las lecturas de hoy nos exhortan a la humildad y a la pobreza de espíritu frente a Dios, ya que por nosotros mismos no podemos nada. Nuestra actitud, por un lado, debe ser la de estar abiertos a los reclamos de Dios, y por otro lado, la de poner nuestra total confianza en El. Unidos en la fe y en el amor de Dios que nos ha congregado aquí este domingo, empecemos nuestra liturgia con la procesión de entrada. De pie, por favor.


Primera lectura: Si 35, 15b-17.20-22a (Los gritos del pobre atraviesan las nubes)

La primera lectura de hoy está tomada del libro del eclesiástico. Este pasaje nos dice que Dios es justo. El siempre escucha las súplicas de los pobres, de aquellos que todo lo esperan de Dios, o sea, de los humildes. Dios, siempre toma propia la causa de estos pobres y desprecia a los orgullosos. Escuchemos con atención este interesante texto.


Segunda lectura: II Timoteo 4, 6-8.16-18 (Ahora me aguarda la coroza merecida)

En la segunda lectura resuena la plegaria de agradecimiento a Dios por parte de san Pablo. También él está preocupado que Timoteo permanezca fiel a su vocación y a su fe. Pablo sabe que su vida está casi terminada y por eso es que espera de Jesús, el juez justo. Pongan mucha atención a san Pablo, dirigiéndose a su querido Timoteo.


Tercera lectura: Lucas 18, 9-14 (Parábola del fariseo y el publicano)

El evangelio, narrado por san Lucas, nos presenta una de las parábolas más expresivas: la del fariseo y el publicano. En ella aprendemos que nuestra actitud ante Dios y ante los demás seres humanos debe ser sincera, humilde y sin egoísmo. Nuestro Señor aceptó la actitud del publicano, del pobre y humilde, y por eso el éste regresó justificado, es decir, perdonado y salvado. Escuchemos la Buena Nueva de hoy, pero antes, entonemos el Aleluya.


Oración Universal:

1. Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que siempre vivan la humildad y la igualdad. Roguemos al Señor.

2. Por todos los sacerdotes y misioneros, para que en su ministerio siempre imiten a san Pablo en su seguimiento de Cristo. Roguemos al Señor.

3. Por las naciones ricas, para que no exploten a las menos favorecidas y compartan sus riquezas con todos los pueblos. Roguemos al Señor.

4. Por todas nuestras agrupaciones católicas, para que no exista la división, ni la envidia, antes bien trabajen juntos y con humildad por la santificación de todos los fieles. Roguemos al Señor.

5. Por todos nosotros, los aquí presentes, para que cada día seamos más humildes, para que aceptemos a los demás sin reparo alguno y reconozcamos nuestras debilidades y limitaciones humanas. Roguemos al Señor.


Exhortación Final

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 590)

Gracias, Padre, por la lección de conversión que hoy
nos da Jesús en la parábola del fariseo y del publicano.
Haznos, Señor, entender que somos tan fariseos como pecadores,
tan hipócritas como mezquinos, tan necios como soberbios.

Nosotros encasillamos de una vez por todas a los demás,
pero tú eres el que brinda siempre una segunda oportunidad.
Tú crees en el hombre a pesar de todo, porque tu misericordia,
tú compasión, tu paciencia, tu amor y tu perdón no tienen límite.

Líbranos, Señor, de la religiosidad de escaparate,
y haz que la brisa de tu ternura oree nuestro yermo corazón
con la esperanza y el gusto de tu banquete de fiesta.

Amén.

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