07 septiembre 2022

Domingo 11 de septiembre: ¡TIEMPO DE VOLVER!

  ¡TIEMPO DE VOLVER!

Por Javier Leoz

1.- Reiniciamos en muchas parroquias, o a punto de hacerlo, el curso pastoral. Y, en este tiempo de vuelta a la normalidad, a la responsabilidad, una vez más nos encontramos con el rostro de un Dios misericordioso y bueno. Bueno, y además, con todos:

Con aquel que ha llevado, por diversas circunstancias, una vida tortuosa y alejada de Dios es recibido en la casa de Dios para que lo acoja con lo que más a Dios gusta emplear: su misericordia

Con aquel otro, que gastó inútilmente sus talentos, se pone de rodillas en el cenit de su vida esperando lo que sólo Dios es capaz de dar con creces: olvido de sus pecados por no haber estado a altura de las circunstancias o haber sido un simple cántaro agrietado en su vida loca y vacía.

Con aquel otro que intentó cumplir con unos mínimos o aquel otro vanidoso por haber cumplido al cien por cien con su cometido de hijo… es puesto a los pies de la cruz para que Dios perdone también su orgullo, soberbia o su egocentrismo

La figura del PADRE, tal vez, no resuena con excesiva fuerza en muchos momentos de nuestra vida:

-Cuando nos sentimos dueños y señores de lo que acontece.

-Al pensar que es más fácil vivir sin referencia a El y nos perdemos en una huída sin ton ni son con mucho ruido, errantes, pesarosos y sin horizonte.

-Si creemos que el destino depende exclusivamente de los hilos humanos y nos alteramos cuando, ese mismo destino, nos devuelve mil y una bofetadas cruentas en el rostro de la felicidad que profesábamos.

Pero la figura del PADRE tiene vigencia especial:

-Cuando en el atardecer de nuestras locuras sentimos que una vida sin Dios son años sin vida.

-Al rebobinar la película de nuestras correrías y ver las secuencias que nos han producido cicatrices y soledades, lágrimas y sufrimientos, desgarro y hasta divorcio con nuestra propia dignidad humana

-Cuando echamos una mirada atrás y vemos humear la casa del Padre donde El sigue esperando, cociendo y tostando en el horno de su misericordia el pan del perdón y de la generosidad, del encuentro deseado o de unas faltas que (para el Padre) nunca existieron en el hijo.

-Cuando en el roce con el mundo somos testigos de ingratitudes y de menosprecios y añoramos las caricias de la casa paterna, la palabra oportuna, el consejo certero o el abrazo de consuelo.

-Cuando nos sentimos incomprendidos por aquellos de los cuales esperábamos tanto y nos dejaron enterrados, crucificados con el recuento y el recuerdo de nuestros defectos.

2.- Siempre pensamos que la felicidad la podemos alcanzar fuera y lejos de nuestra propia casa. No somos, unos, impuros y, otros, puros ni, aquellos, plantas venenosas y los de más allá plantas perfumadas. Eso sí…Dios a todos trata por igual. ¡Qué matemática tan rara la de Dios!.

Dios respeta nuestra libertad. Sufre, estoy convencido, al sentir y contemplar a este mundo nuestro tan de espaldas a El. No me cuesta esfuerzo imaginar a un Dios, con lágrimas en sus ojos, al comprobar cómo la vieja Europa va alejándose montada en el Euro o muriendo en trenes de muerte, amenazada por la inseguridad o la ansiedad de los que tienen sed de sangre. Qué bien lo expresó la semana pasada el Papa Benedicto en su viaje apostólico a Austria: “Occidente está en crisis; sin verdad no puede distinguir entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira”

Sufre Dios por el despiste del hombre, pero deja que actuemos en libertad, e incluso a pesar de que muchos hagan dentellada o lancen pedradas contra la casa del Padre. Hoy el hombre, que escapa lejos de Dios, que vive embelesado en su propio rigor y sistema, siente de momento pocas ganas de volver hacia atrás.

¿Qué ocurrirá cuando el capital vacíe de falsas alegrías el corazón del hombre?

¿Qué ocurrirá cuando el hombre sienta que está arruinado porque gastó lo que aparentemente ganó?

¿Se acostumbrará el ser humano a cambiar el traje de señor por el de esclavo?

En nuestros colegios y comunidades, parroquias y grupos se va a iniciar un nuevo curso apostólico. Todas iniciativas que se retoman son un buen “buscador” para encontrar esas sendas de vuelta atrás y dar con los caminos que van derechos a la casa donde se vive más y mejor: la casa del Padre

Acaba el verano y nos adentramos en el otoño; ojala nos despojemos de tanta hojarasca y vuelva a resurgir, con la ayuda del Señor, nuestro aprecio por las cosas de Dios.

3.- VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

De mis miedos y temores, hacia la seguridad en tus brazos

De mis angustias y ansiedades, al descanso de tu Palabra

De mis tristezas, a la alegría de saber que estás conmigo

 

VOLVERE, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Porque tengo miedo de intentarlo, y quedarme a mitad del camino

Porque tengo miedo de verte, y nunca encontrarte

Porque tengo miedo de volver, y mirar hacia atrás

Porque tengo miedo de pensar, y arrepentirme

 

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Para dar con tu casa donde siempre hay una fiesta

Para entrar en tu jardín donde siempre es primavera

Para acostarme en tu pecho en el que siempre uno se siente reconocido

Para adentrarme en tu hogar y saber que siempre hay sitio

 

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Para que no vacile y supere mis propios errores

Para que no malgaste los muchos talentos que me regalaste

Para que no exija más de lo que pueda ofrecer

Para que regrese y sea feliz de poder de nuevo verte

 

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Y si por lo que sea dudo, dame fortaleza para triunfar

Y si por lo que sea caigo, levántame con tu Espíritu

Y si por lo que sea digo “imposible”, toca con tu mano mi mente pesimista

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO… EMPÚJAME PARA LLEGAR HASTA TU HOGAR


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