JESÚS NOS QUIERE LIBRES, NO ESCLAVOS
Por José María Maruri, SJ
1. -Entrando en Segovia (*) por la carretera de la Granja se ve –o, al menos se veía hasta hace poco tiempo-- a la izquierda del Acueducto, el armazón de un edificio que de haberse construido hubiera quitado la hermosa vista de una buena parte del Acueducto romano. Ese armazón lleva abandonado muchos años. Nadie dirá que es un edificio a medias. Es simplemente un edificio fracasado y sin esperazas de éxito. No espera más que el día sea echado abajo.
Pues eso es lo que Jesús no quiere de los que le siguen. Quiere seguidores por entero, porque cristianos a medias son como cristianos fracasados sin esperanza de éxito. No se puede servir a Dios y al dinero. Son palabras de Jesús en otra parte.
2. - El hombre con sus grandes ansías de libertad, cuando desorienta su libertad, acaba siendo esclavo del tabú contra el que se rebela. Nos metieron en la cabeza que estábamos reprimidos sexualmente, que necesitábamos libertad sexual y jamás ha existido una sociedad con más complejo sexual que en la que vivimos. Todo se reduce a sexualidad, y no nos dejan otra opción. Tenemos una sociedad esclavizada a la sexualidad –y con perdón de la expresión—él que no se revuelca en el fango, no pertenece a la piara. Se le margina. Esclavos del ídolo de la libertad sexual.
El hombre debería gozar de libertad para el uso de la droga y resulta que hasta naciones enteras están esclavizadas a los narcotraficantes, por no hablar de los que han perdido su libertad individual por el uso de la droga. Esclavos de la libertad de la droga.
La autoridad era una atadura insoportable y se acabó la autoridad en la familia, en el colegio, en el sitio de trabajo, pero todos sometidos a la esclavitud del partido que tenga mayoría absoluta. Esclavos de una y absoluta autoridad.
Por eso cuando uno explota diciendo: “desde ahora voy a hacer lo que me dé la gana”, hay que dudar de si realmente va a hacer lo que realmente quiere su corazón y su conciencia, ¿o ese hacer lo que me da la gana, no será hacer lo que hacen los demás? ¿Dejarse llevar por la corriente, someterse a la voluntad de la sociedad o de los demás?
3. - Jesús nos quiere enteros y libres. Libres del entorno y libres de nosotros mismos, por eso lo de renunciarse a sí mismo: renunciar a lo que tiene. El hombre tiene dos caras. La que mira a sí mismo y la que mira a los demás. Jesús no nos pide renunciar a las dos. Nos pide renunciar a la primera a la que mira a si mismo y a todo aquello que está atado a ese si mismo. Con la otra cara, con la que mira a los demás es con la que realmente seguimos a Cristo.
Jesús nunca se buscó a si mismo, nunca miró por su propio bien. Jesús fue el hombre para los demás y nos quiere a sus seguidores hombres enteramente para los demás.
Jesús nos dice que si en un deseo de ser libres vamos a caer en la esclavitud de algún ídolo, que caigamos en ser esclavos de nuestros hermanos, porque en ese servicio a ellos encontraremos la única y verdadera libertad.
Jesús no perdió su libertad y su señorío poniéndose a los pies de sus discípulos y lavándoselos en la última cena. Aprendamos de Él a ser libres y señores de nosotros mismos, siendo siervos de nuestros hermanos.
(*) Segovia es la capital de la provincia española del mismo nombre y tiene perfectamente conservado un acueducto de tiempo de los romanos, que forma parte del singular paisaje urbano de esa ciudad castellana.
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