Inicial.
Respondiendo a la llamada del Señor, estamos reunidos para celebrar la Eucaristía dominical, acto central del cristiano en el Día del Señor.
Las lecturas de hoy, nos interpelan de un modo directo sobre nuestra forma de seguir a Jesús. Somos muchos los cristianos que vivimos dentro del seno de la Iglesia, prácticamente convencidos de que éste es el camino ancho que nos lleva a la salvación, sin tener conciencia de la necesidad que tenemos de entrar por la puerta estrecha de la conversión personal.
Vamos a pedir en esta celebración una adhesión auténtica al Evangelio, que se traduzca en una fe viva y responsable en la vida de cada día.
Primera Lectura.
La salvación verdadera, sólo puede concebirse bajo el signo de un Dios universal.
Segunda Lectura.
El creyente ha de acoger las dificultades sin desfallecer, sin desanimarse. Hemos de reconocer a Dios que nos acompaña en los momentos de prueba.
Evangelio.
En el reino de Dios no valen privilegios y tradiciones. Sólo la conversión y el seguimiento a Jesús cada día, nos abrirán la puerta del banquete eterno.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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