Monición de entrada
Hermanos, sean bienvenidos a la fiesta del Señor, en la que tenemos un lugar especial reservado para cada uno de nosotros. En el vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario, el Señor nos instruirá con su palabra para que actuemos siempre con humildad y sencillez, trabajando desinteresadamente por los demás.
Pidamos al Señor un corazón sencillo y comencemos esta celebración, entonando juntos el canto de entrada.
Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
Las lecturas de este domingo ponen ante nuestros ojos el tema de la humildad. Podemos verlo en el texto del Eclesiástico, en el salmo y en el evangelio. El Señor prepara casa y mesa a quienes el mundo se las niega. Y el evangelista insiste: además de sentar a su mesa a los humildes. Con un corazón humilde y sencillo escuchemos atentamente esta Palabra.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Primera Lectura (Sirácida 3, 17-18. 20. 28-29)
Entre las muchas enseñanzas que nos transmite el libro del Sirácida o Eclesiástico, hoy nos invita a ser humildes para alcanzar el favor de Dios y ser bien visto a los ojos de la sociedad.
Salmo Responsorial (Salmo 67)
El salmo 67 insiste en la preferencia de Dios a favor de los pobres y humildes; por eso digamos todos:
Segunda Lectura (Hebreos 12, 18-19. 22-24a)
Leeremos hoy el último pasaje de la carta a los Hebreos, seleccionado para la liturgia de este año. En ella, el autor sigue comentándonos cómo los elementos de culto que tenía los israelitas, ahora han sido superados y perfeccionados por Cristo Jesús.
Evangelio (Lucas 14, 1. 7-14)
Invitado a comer en casa de un fariseo importante, Jesús aprovecha para darnos una lección de humildad y generosidad desinteresada. La lógica de Dios contrasta nuevamente con la nuestra: para ser primero, hay que ser último.
Oración de los Fieles
1. Por nuestra Santa Madre, la Iglesia Católica, para que con el impulso del Espíritu Santo siga las instrucciones del Papa Francisco, prestando un servicio con humildad desinteresada en el mundo. Oremos.
2. Por los que gobiernan las naciones, para que sirvan desinteresadamente y sin enriquecimientos ilícitos, buscando siempre el progreso y desarrollo de los pueblos. Oremos.
3. Por los más necesitados, para que, por la generosidad de quienes han sido bendecidos abundantemente por Dios con bienes materiales, reciban con prontitud y sin interés el auxilio que con ansias buscan. Oremos
4. Por los que este día hemos compartido el banquete del amor, para que la palabra que hemos escuchado haga germinar en nosotros semillas de humildad y sencillez. Oremos
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de pan y vino, ofrezcamos al Señor nuestro corazón humilde, sencillo y desinteresado.
Comunión
Cristo se nos ofrece constantemente como alimento que da vida eterna. Hoy podemos recibirle acercándonos a la Santa Comunión. Cantamos.
Final
Vayamos ahora a dar testimonio de humildad al mundo que busca siempre los primeros puestos.
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