Monición de entrada
Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Nos complace darles la bienvenida a este lugar santo, en el que celebraremos la Santa Eucaristía, banquete celestial al que Dios nos convoca en este Vigésimo domingo del Tiempo Ordinario.
Si el domingo pasado en la liturgia nos invitaba Jesús a la vigilancia, hoy pone el acento en la fortaleza que necesitaremos para ser coherentes con nuestra decisión de seguirle a él.
Con nuestra mirada puesta en Jesús, el Señor, comencemos esta celebración con mucha alegría. De pie, cantemos
Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
Las palabras del profeta Jeremías, que él defiende como recibidas de Dios, provocan a su alrededor rechazo y división. Lo mismo sucede con Jesús hoy: sabe que su mensaje va a causar divisiones y conflictos entre quienes se acerquen al fuego de su Evangelio. En medio de estas dificultades, la segunda lectura, de la carta a los Hebreos, es una llamada a la constancia y a la perseverancia, manteniendo nuestros ojos fijos en Cristo. Ahora mantengamos nuestros oídos atentos y escuchemos.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Primera Lectura (Jeremías 38, 4-6. 8-10)
En Jeremías vemos hoy una figura impresionante de cómo un profeta puede provocar tantas contradicciones en la sociedad en la que Dios le manda hablar en su nombre.
Salmo Responsorial (Salmo 39)
El Salmo 32 es como la oración del profeta Jeremías hundido en el pozo, pero con la confianza puesta firmemente en el Señor. Contestaremos todos:
Segunda Lectura (Hebreos 12, 1-4)
Después de que el domingo pasado nos propusiera a Abrahán y Sara como modelos de fe, hoy la carta a los Hebreos nos invita a correr hacia la meta, animados por tantos testigos, creyentes de todos los tiempos, que ya han recorrido esa carrera y ahora nos animan a nosotros a perseverar y acabar el recorrido.
Evangelio (Lucas 12, 49-53)
Jesús hace en el evangelio de hoy revelaciones sorprendentes y nos advierte sobre las consecuencias de seguirle a él , porque la fe exige opciones radicales. Cantemos primero el aleluya para la escucha de este mensaje.
Oración de los Fieles
- Tú que no has venido a traer tranquilidad al mundo sino divisiones, haz que los ministros y fieles de tu iglesia vibren al anunciar el evangelio en toda ocasión y en todo lugar. Oremos.
- Tú que has dado autoridad sobre todo pueblo y nación a hombres y mujeres que ejercen el poder, haz que sus obras y su forma honesta de proceder sean el mejor termómetro de su gestión administrativa. Oremos.
- Tú que nos quieres más decididos y convencidos como discípulos misioneros de tu Hijo, haz que en ésta y en toda celebración eucarística nos llenemos de la fuerza y de la valentía de tu Espíritu, para ayudar a los que más necesidades padecen en nuestras comunidades. Oremos.
- Tú que no cesas de llamarnos a participar de tu banquete, haz que los que estamos este día alrededor de tu mesa, vayamos a hacer vida la palabra que hoy nos ha sido transmitida. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino ofrezcamos nuestra entrega firme y fiel para seguir a Cristo en todo momento.
Comunión
En nuestro camino tras las huellas de Cristo, él nos alimenta con su Cuerpo y Sangre. Acerquémonos a recibirle.
Final
En un mundo lleno de conflictos y dificultades, vayamos a dar testimonio del amor de Dios y a llevar paz a los hombres. Cantamos…
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