Tiempo Ordinario – Ciclo C
22o. Domingo: Primeros y últimos puestos
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Buenos noches (días, tardes): hermanos en Cristo. Celebramos el vigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario. Las lecturas que hoy meditaremos tienen un acentuado sabor a humildad. Ser humildes es ser realistas. Es saber que somos obra de Dios y le necesitamos. Con espíritu de humildad y de gratitud celebremos esta Eucaristía. Les invito para que se pongan de pie, para que demos inicio a esta Eucaristía.
Primera lectura: Sirácides 3, 19-21. 30-31 (Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios)
Esta primera lectura está tomada del libro del Eclesiástico. Nos enseña el valor de la humildad. La persona humilde está abierta a escuchar y a responder a Dios. "Cuánto más seas, más debes humillarte". Presten mucha atención a este sabio consejo.
Segunda lectura: Hebreos 12, 18-19. 22-24a (Se acercaron al Dios vivo)
El autor del escrito a los Hebreos nos contrasta las dos alianzas de Dios con los seres humanos. La primera alianza en el desierto era dura y exterior. La segunda con Jesús como mediador, es una alianza de paz y de amor. Todos pueden y deben acercarse confiados a la misericordia y a la bondad de Dios. Escuchemos.
Tercera lectura: Lucas 14, 1. 7-14 (Dichoso tú porque no pueden pagarte)
Jesús, resume el nuevo modo de pagar. Piensa en los pobres que no pueden pagarte, tu gesto no quedará sin recompensa, Dios te pagará con creces. No hay que tener prisa en recuperar el producto del amor y la bondad.
Oración Universal:
- Por el Papa, los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, para que sean auténticos servidores en la comunidad. Roguemos al Señor.
- Por los empresarios y jefes de personal, para que traten a sus obreros y colaboradores con respeto, dignidad, rectitud y comprensión. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y los ausentes a nuestra celebración, para que pronto regresen aquí confortados en nuestro Señor Jesucristo, Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, especialmente los de nuestra comunidad de (se menciona el nombre) y nuestra parroquia (se menciona el nombre), para surjan las vocaciones que necesitan la Iglesia y el mundo de hoy, Roguemos al Señor.
- Por nosotros, los aquí presentes, para que ayudemos al prójimo renunciando a nuestro egoísmo y comodidad, Roguemos al Señor.
Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 566)
Bendito seas, Dios del amor gratuito y de la grata sorpresa,
porque humillas al que se engríe enalteces al que se humilla.
Con quien primero obraste así fue con Jesucristo, tu Hijo.
Él consiguió la gloria más esplendorosa por la vía de la máxima
humillación, porque Él comenzó por practicar lo que nos enseñó:
Quien quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos.
Concédenos, Señor, seguir su ejemplo y su enseñanza
para saber estar y vivir en relación contigo y con los hermanos.
Danos un corazón grande y humilde para acoger como pobres
tu amor, tu gracia, tu misericordia, tu perdón y tu reino,
y poder ser enriquecidos con la aportación de los demás.
Amén.
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