17 agosto 2022

DOMINGO 21 DEL T. 0RDINARIO /C ¿NOS IMPORTA SABER SI SEREMOS MUCHOS?

 De Javier Leoz

1.- Jesús no apuntaba tanto hacia la cantidad cuanto a la calidad de los llamados.
¿Qué hay que hacer para alcanzar la salvación? Su mensaje es un mensaje universal (no para un grupo determinado) y es excluyente para aquellos que practiquen la injusticia. Mis preguntas son las siguientes; ¿nos preocupa la salvación? ¿Nos preocupa a los cristianos contemporáneos saber si nos salvaremos o no?
--Hemos predicado durante tanto tiempo el amor ilimitado de Dios que prácticamente hemos llegado a la falsa conclusión que aquí todo el mundo entrará por la puerta grande del cielo (aunque haya sido un ladrón) porque la misericordia de Dios puede sobre todo y con todo
--Hemos incidido tanto en la justicia social (compromiso activo en favor del mundo y de sus nobles causas) que hemos inclinado la balanza a una especie de “ONG” que nos procura la salvación sistemática.
¿Quién de nosotros no oye con cierta frecuencia aquello de “lo importante es no hacer mal a nadie”?.
Será medular trabajar en pro de la justicia, del bienestar, y del progreso de los pueblos. Pero, para eso, no hace falta ser cristiano….con ser un buen ciudadano bastaría.

2.- La novedad de un cristiano estriba en que precisamente, una vez descubierto a Jesús como el mejor tesoro, es urgido y empujado a sembrar el bien arrastrado e interpelado por la presencia de Dios en su vida (no movido por meros afanes
sociales).
¿Serán pocos o muchos los que se salven? Estoy convencido que en el mundo existen cientos de miles de personas que coinciden con los esquemas y las líneas trazadas por Jesús para el establecimiento de su reino. Pero, de igual manera, también estoy convencido de que hay otras tantas personas que intentan silenciar lo genuino del evangelio (el amor que Dios nos tiene) a costa de potenciar simplemente y funcionar con unos parámetros de valores éticos o humanos.

3.- El Evangelio siempre será una fuente o un manantial de los más elementales y óptimos valores a los que el mundo puede aspirar. Pero para eso….no vino precisamente Jesucristo.
--Vino para recordarnos que hay un Dios que nos ama con locura y que espera que en nuestros caminos le dejemos caminar junto a nosotros.
--Vino para hacernos saber que Dios perdona faltas y pecados, limitaciones y fragilidades pero que –por si lo hemos olvidado- también da a cada uno lo suyo por su única y magnánima justicia
--Vino para recordarnos que, si somos hijos de Dios, somos hermanos y que por lo tanto estamos llamados a dar el callo a favor de la justicia y de la atención a los más necesitados.
--Vino, en definitiva, a darnos una palabra de aliento y de esperanza, de salvación y de optimismo que se sostiene en la seguridad de que hay un Dios que trasciende y deja pequeños nuestros pobres e interesados planteamientos.

4.- ¿Serán muchos o pocos los que se salven? Tal vez, hoy y aquí, es el momento de clarificar conceptos. El hombre no se salva por sus obras ni Dios es tan bueno como para llegar a ser “tonto”. La cuestión es saber si en el centro de todo lo que
hacemos, decimos, pensamos y construimos….vamos poniendo a Dios o nos vamos pregonando a nosotros mismos.

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