Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXIII Domingo del Tiempo Ordinario. 4 de septiembre de 2022.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos poner, en lugar bien visible, una de estas frases: “Ser cristiano tiene un precio” o, “¿Has optado por Jesús?”
2. RITOS INICIALES
Monición. Hermanas y hermanos, estamos aquí porque valoramos a Jesús. En estos encuentros celebramos lo más significativo de su persona y lo que nos caracteriza como discípulos y discípulas. Y, así como a cada uno se le nota el “aire” de familia, también en cuanto cristianos, se nos tiene que notar el parecido con Jesús. Ser cristiano es irse pareciendo cada vez más a Jesús en obras y palabras. Hoy, Él, nos recuerda que debemos dejar todo aquello que nos impida seguirlo. Vivir a su estilo requiere esfuerzo y tomar decisiones radicales. Pidamos en esta celebración que nos ayude a discernir con claridad el camino que nos conduce a la libertad auténtica.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, seguir a Jesús es muy valioso. Bendigamos al Señor que nos llama a seguirlo.
Acto penitencial
Porque a veces vivimos un cristianismo de rebajas, Señor ten piedad.
Porque no siempre te valoramos como lo principal, Cristo ten piedad.
Porque en ocasiones nos avergüenza ser tus testigos, Señor ten piedad.
Gloria
Oración. Padre bueno, nos has redimido y adoptado como hijos. Míranos con bondad, aunque no lo merezcamos; y por la fe que nos has concedido, ayúdanos a hacer el bien. Por J. N. S. Amen
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Parecerse a Jesús supone pensar como Él, sentir como Él y tomar decisiones como Él. La pregunta que tenemos que hacernos los creyentes es: - ¿Aquí y ahora qué y cómo lo haría Jesús? y algo así es lo que le dice Pablo a su amigo Filemón. Le recuerda que el seguimiento de Jesús le ha de llevar a un cambio radical en su modo de actuar con las personas. Tengámoslo claro también nosotros: Para ser buen discípulo de Jesús son necesarias muchas renuncias y decisiones.
Lecturas. Sb 9,13-19. Salmo o canto. Flm 9b-10.12-17. Aclamación. Lc 14,25-33. Breve silencio.
Comentario homilético. Hoy el Evangelio presenta uno de los textos más exigentes y hasta un poco chocantes. En una ocasión en que le “seguía” mucha gente, Él se vuelve y les dice con claridad cómo entiende su seguimiento: Es decir, para un cristiano la voluntad de Dios, el Reino de Dios, es lo primero. Quien no ponga en el Padre toda su confianza, no pude seguir con libertad a Jesús.
En verdad Jesús es exigente y hasta tajante. No quiere seguidores a medio gas. En el fondo este pasaje Evangélico nos cuestiona si seguimos a Jesús por verdaderas motivaciones o por inercias y costumbres... Si falta una verdadera decisión personal por Jesús, uno no acaba de ser cristiano de corazón. Por eso advierte: “El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”.
Pero, creo, que el seguimiento de Jesús no tiene por qué ser incompatible con cualquier proyecto honrado o responsabilidad verdaderamente humana como es, por ejemplo, la familiar. Si hay choque entre estos dos “compromisos” es porque existen intereses contrarios que rivalizan, hay ataduras y no hay verdadera libertad evangélica. Sucede con cierta frecuencia que nos movemos en medio de falsas necesidades, apegos o aspiraciones desenfocadas que hipotecan nuestra personalidad. Seguir a Jesús comporta opciones y descartes, lo cual cuesta, no es “gratis”. Pero así sucede con todo lo bello e importante de la vida.
Por tanto, para apuntarse a esto de: “seguir a Jesús” no bastan las corazonadas... o, la buena voluntad.
Jesús nos pide todo... si vivimos así, entregados a su proyecto, todo cobrará sentido: la familia, el trabajo, el ocio y todos nuestros proyectos. ¿hay algo más noble y atractivo? ...
Credo
Oración de los fieles
Oremos, hermanos, por la Iglesia, para que dé testimonio de desprendimiento, sencillez, acogida y reconciliación, roguemos al Señor.
Oremos para que todos lleguen a entender los valores importantes de la vida, roguemos al Señor.
Oremos para que los cristianos no rebajemos las exigencias del Evangelio, sino que lo valoremos por encima de cualquier otro valor, roguemos al Señor.
Oremos por nuestra Comunidad para que sea un símbolo evocador y práctico de lo que significa vivir al aire de Jesús, roguemos al Señor.
Oremos también por todas nuestras intenciones, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. La opción personal por Jesús necesita ser cuidada. Cada comunión es una oportunidad extraordinaria para confirmar que queremos seguirlo.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Bendito seas, Dios nuestro,
Señor de la libertad y Padre bondadoso.
Nos hablas claro en la persona de Jesús,
aunque tu lógica sea difícil y tu sabiduría, chocante.
Es cierto: no podemos ser cristianos sin abrazar tu cruz;
no es verdadero discípulo quien te subordina
poniéndote detrás de otros intereses.
La cruz refleja sensatez, fuerza de espíritu,
servicio a la vida, no frustra ninguna aspiración.
Con tu revelación nos pones en alerta
para que nada, ni nadie, trastorne tus designios.
Padre, tienes toda la razón:
Si cumplimos tu voluntad, no hay tentación que nos enganche.
Es de inteligentes ponerte en primer lugar
respetando la primacía de tus valores.
Con el corazón volcado en Ti te decimos muy unidos: Padre nuestro...
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto.
Acción de gracias (espontáneo).
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Retirar todos los obstáculos que impidan seguir a Jesús
Oración después de la comunión: (se toma del misal)
Bendición
Monición final. Jesús nos llama a seguirlo. Y aunque nos veamos con muchas limitaciones, su invitación sigue en pie. Las condiciones son exigentes, no han variado nunca. Pero son personalizadas para cada uno de nosotros hoy, Él, nos invita desde nuestra propia realidad. Si le seguimos nos irá muy bien a todos y a todas. Feliz semana.
Canto final y despedida.
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