Inicial.
De nuevo nos encontramos reunidos para celebrar la Eucaristía en el Día del Señor. Él está en medio de nosotros para darnos su Palabra y alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre.
Que este encuentro nos transforme y nos lleve a ser buenos samaritanos en medio de esta sociedad, en la que unos pocos vivimos bien y muchos pasan hambre y son privados de los derechos más elementales.
La ley del Señor es el amor y está grabada en nuestro corazón. Que el Señor nos dé un corazón generoso y entregado, atento a las necesidades de los que nos rodean, lo que sin duda nos llevará a encontrar a Dios en nuestros hermanos.
Primera Lectura.
Dios nos habla a través de Moisés y quiere que vivamos de acuerdo con la Ley que ha inscrito en nuestro corazón y en nuestros labios.
Segunda Lectura.
San Pablo nos habla con entusiasmo de Jesucristo, cabeza de este inmenso cuerpo que es la Iglesia, del que nosotros formamos parte. Es un himno a Jesucristo que procede de los primeros cristianos.
Evangelio.
Jesús, en la conocida parábola del buen samaritano que vamos a escuchar, nos habla a cada uno de nosotros y nos va a decir muy claro, cómo tienen que ser nuestra vida y nuestra relación con los demás.
Puestos de pie cantamos aleluya.
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