27 junio 2022

Evangelio para niños 3 de julio

 

Visita a Nazaret - Marcos 6, 1-6


En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: - ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí? Y desconfiaban de él. Jesús les decía: - No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extraño de su falta de fe

Explicación

La bondad y la sabiduría de Jesús eran tan grandes, que la gente de su pueblo se asombraba de lo que decía y hacía. Y desconfiaban de él. Pensaban que era un espíritu del mal quien actuaba por Jesús, en vez de su Padre Dios, a quien Jesús obedecía. Y se lamentaba de la desconfianza de sus paisanos.


No desprecian a un profeta más que en su tierra

Dibujo realizado por: Fr. Félix Hernández Mariano descargar la imagen )

Evangelio dialogado

Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.

DECIMOCUARTO DOMINGO ORDINARIO – CICLO “B” - (MARCOS 6, 1-6)

NARRADOR: En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; todos los que le oían se preguntaban asombrados:

NIÑO 1: ¿De dónde saca éste estas cosas?

NIÑO 2: ¿Y qué sabiduría es ésta que le han enseñado?

NIÑO 3: ¿Y estos milagros hechos por sus manos?

NIÑO 4: ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón?

NIÑO 5: ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?

NARRADOR: Y desconfiaban de él. Pero Jesús les dijo:

JESÚS: No desprecian a un profeta más que en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa.

NARRADOR: No pudo hacer allí ningún milagro. Sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe
 

Elaborado por: Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández

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