Domingo quinto de Pascua
Salterio I
Color: blanco
Antífona de entrada Cf. Sal 97, 1-2
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas; reveló su victoria a los ojos de las naciones. Aleluya.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y eterno, realiza plenamente en nosotros el misterio pascual para que, renacidos por el santo bautismo, con tu ayuda demos fruto abundante y alcancemos la alegría de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Contaron a la Iglesia todo lo que Dios había hecho con ellos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27
Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir.
A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos.
SALMO RESPONSORIAL 144, 8-13a
R/. Bendeciré tu Nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre.
SEGUNDA LECTURA
Dios secará todas sus lágrimas.
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: “Ésta es la morada de Dios entre los hombres: Él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será con ellos su propio Dios. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó”.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas”.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 13,34
Aleluya.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 31-33a. 34-35
Durante la Última Cena, después que Judas salió, Jesús dijo:
Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él.
Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.
En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros.
Credo
Oración de los fieles
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo:
Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.
Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje el dolor y las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que, en tu Hijo Jesucristo, has hecho que todo sea nuevo, escucha nuestra oración y haz que asumamos, como distintivo de nuestra vida, el mandamiento del amor, y que te amemos a ti y a los hermanos como tú nos has amado, para que el mundo te conozca a ti y a tu Hijo Jesucristo. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Cf. Jn 15, 5
Dice el señor: Yo soy la vid, ustedes los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, ayuda con bondad a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Domingo quinto de Pascua
Salterio I
Color: blanco
Antífona de entrada Cf. Sal 97, 1-2
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas; reveló su victoria a los ojos de las naciones. Aleluya.
Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y eterno, realiza plenamente en nosotros el misterio pascual para que, renacidos por el santo bautismo, con tu ayuda demos fruto abundante y alcancemos la alegría de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Contaron a la Iglesia todo lo que Dios había hecho con ellos.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27
Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía de Pisidia. Confortaron a sus discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.
En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído.
Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Luego anunciaron la Palabra en Perge y descendieron a Atalía. Allí se embarcaron para Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para realizar la misión que acababan de cumplir.
A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos.
SALMO RESPONSORIAL 144, 8-13a
R/. Bendeciré tu Nombre eternamente, Dios mío, el único Rey.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino: tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre.
SEGUNDA LECTURA
Dios secará todas sus lágrimas.
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.
Y oí una voz potente que decía desde el trono: “Ésta es la morada de Dios entre los hombres: Él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será con ellos su propio Dios. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó”.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas”.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 13,34
Aleluya.
“Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 31-33a. 34-35
Durante la Última Cena, después que Judas salió, Jesús dijo:
Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en Él.
Si Dios ha sido glorificado en Él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como Yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.
En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros.
Credo
Oración de los fieles
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo:
Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.
Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje el dolor y las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que, en tu Hijo Jesucristo, has hecho que todo sea nuevo, escucha nuestra oración y haz que asumamos, como distintivo de nuestra vida, el mandamiento del amor, y que te amemos a ti y a los hermanos como tú nos has amado, para que el mundo te conozca a ti y a tu Hijo Jesucristo. Él, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Cf. Jn 15, 5
Dice el señor: Yo soy la vid, ustedes los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, ayuda con bondad a tu pueblo, que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario