ENTRADA
Bienvenidos todos a la eucaristía en este tiempo santo de cuaresma.
La ruta de Jesús nos lleva hoy a la montaña. Y nos ofrece la oportunidad de mirar a Jesús transfigurado y de mirar a los hermanos con ojos más limpios y de mirarnos a nosotros a la luz de Cristo que nos invita a estar con Él y a escucharle.
Celebremos con alegría esta fiesta y dejémonos guiar por el Espíritu en este viaje cuaresmal.
Le eucaristía dominical es el mapa que nos muestra toda la riqueza de este viaje hacia la casa del Padre.
PRIMERA LECTURA
Abraham, nuestro padre en la fe, es transformado por la alianza de amor con Dios y por su respuesta generosa a Dios. A través de él, todas las naciones de la tierra son invitadas a hacer alianza con Dios y a ser transfiguradas por el amor.
Abraham nos enseña a todos los creyentes a vivir en fidelidad y obediencia a nuestro Dios.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
Hoy, vivimos en esta ciudad, en nuestras calles, que tenemos la obligación de mejorar con nuestra presencia y trabajo.
El bautismo nos dio una nueva identidad: nos hizo hijos de Dios y ciudadanos del cielo.
Cristo nos llama a ser fieles a nuestra ciudadanía humana y a nuestra ciudadanía divina.
Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.
EVANGELIO
Jesús manifiesta su identidad: es el elegido, el que hay que escuchar, el sufriente y el glorificado.
Nosotros, que estamos dormidos tantas veces como los discípulos, hoy queremos despertarnos para contemplar la belleza de Jesús y escuchar su palabra.
Escuchemos la proclamación del evangelio.
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