22 febrero 2022

VIII Domingo. Tiempo Ordinario. Ciclo C

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La Palabra de Dios para este VIII domingo nos invita a dar frutos buenos y sanos, a dejarnos guiar por el verdadero maestro que es Jesucristo, a caracterizarnos por el respeto mutuo, la prudencia, la discreción y el buen hablar fruto de un corazón bueno.

Dispongámonos a escucharlo y a celebrar su victoria de Resucitado en esta Eucaristía que vamos a participar activa y conscientemente, les invito a que nos unamos a coro y cantando recibimos a los ministros de esta celebración.

Primera Lectura 1 Rey 19, 16. 19-21

Eliseo decide servir a Dios, renuncia a su vida pasada, sacrifica sus animales como símbolo de su plena libertad.  El libro de los Reyes describe la vocación de Eliseo, discípulo y heredero del profeta Elías. al ser cubierto con el manto de su maestro se asocia a su misión y rompe decididamente con su pasado.

Segunda Lectura Gal 5, 1. 13-18

Quien está animado por el Espíritu no se evade, sino que asume los retos cotidianos del servicio y el amor fraterno.  La auténtica libertad cristiana es, sobre todo, una actitud de vida y una experiencia espiritual Es una libertad para amar, que trata de superar todo egoísmo y todo apego a las cosas de la carne.
Evangelio Lc 9,51-62

El Evangelio de hoy nos cuestiona nuestra jerarquía de valores. Lo fundamental para el cristiano es vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo. Quien sigue a Jesús no se pierde en cuestiones secundarias. San Lucas nos irá relatando el largo y difícil viaje de Jesús a Jerusalén. Quien quiera imitar a Jesús, es invitado a seguirlo y a estar dispuesto a compartir su estilo de vida.

Oración Universal:

Pidamos al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos al recibir su ayuda. A cada invocación respondemos: R:- Escúchanos, Señor

1.- Por los ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor, y por los pueblos que adoran al Dios verdadero, roguemos a Cristo el Señor.

2.- Para que todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella sucesión de las estaciones, roguemos a Dios, que con sabiduría gobierna al mundo, roguemos a Cristo el Señor.

3.- Por los que son víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia, roguemos al Redentor misericordioso, roguemos a Cristo el Señor.

4.- Encomendémonos mutuamente al Señor, y oremos con confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos, roguemos a Cristo el Señor.

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