27 enero 2022

Celebrando la Palabra - IV Domingo del Tiempo Ordinario (30 de enero)

 Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del IV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 30 de enero de 2022.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Cartel con una de estas frases: “Lo más grande es el amor” o “Dios nos ha escogido”.

Símbolos: Martillo, serrucho, madera...Al lado de una imagen o póster de Jesús.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Toda celebración cristiana ha de simbolizar el amor que Dios nos tiene y, ha de expresar el amor comunitario que nos debe caracterizar. Al considerar este valor tan esencial e importante, vamos a reparar no sólo en el amor de los cercanos y a los que nos caen bien, sino también en la relación con quienes nos cuesta comunicarnos. El canto al amor que escucharemos es realista, entusiasta y muy práctico.

Canto (Si me falta el Amor)

Saludo. Hermanos y hermanas, bendigamos al Señor, que nos llama a ser testigos del amor verdadero.

Acto penitencial

Reconocemos nuestros pecados, Señor, ten piedad

Tú eres nuestro salvador: Cristo, ten piedad.

Tú que nos quieres y nos perdonas, Señor, ten piedad.

Gloria

Oración. Dios, Padre bondadoso, tú quieres que seamos felices y, para ello nos has trazado el camino de la salvación; concédenos amarte con todo el corazón y, que nuestro amor se extienda a todo lo que Tú amas. P. J. N. S.

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Toda vocación religiosa lleva el sello y la marca de Dios. Esta vivencia esencial es la que da dinamismo y fortaleza a quien se siente llamado, o mejor, a quien escucha en su interior la llamada de Alguien que le invita a seguirle. El profeta Jeremías confiesa su fuerza y debilidad al mismo tiempo. Si es atrevido y arriesga, es porque confía plenamente en el Señor.

La segunda lectura recoge el resumen más hermoso que jamás se haya escrito sobre el amor. De fondo está el reflejo del amor que identifica a Dios “DIOS ES AMOR”

El Evangelio presenta a Jesús rechazado por sus paisanos. No les pudo ayudar como le hubiera gustado. Le conocían... por eso no le “reconocieron” Hasta intentaron despeñarlo. Jesús, profundamente decepcionado, pronunció aquella frase, que se ha hecho famosa: “Nadie es profeta en su tierra”.

Lecturas. Jr 1,4-5.17-19. Salmo o canto. 1Co 12,31-13,13. Aclamación. Lc 4,21-30. Breve silencio (Recordar que: las lecturas es recomendable hacerlas de los leccionarios, si es posible, no llevarlas escritas en folios.)

Comentario homilético. El profeta Jeremías siente que su vocación arranca del seno materno. Otros muchos han tenido una experiencia semejante. Este impacto vocacional provoca firmeza, coraje y confianza, porque Dios acompaña y es la mejor garantía.

Un profeta no es el que predice el futuro. El verdadero profeta es un creyente convencido, una persona independiente, crítica y atrevida, que solo obedece los planes de Dios por encima de cualquier otra consigna o amenaza, que arriesga y es fiel hasta el martirio, si ello fuera necesario. Apasionado por el Reino de Dios, el profeta se enfrenta contra toda estructura injusta, que frene o lesione los derechos humanos, y su único objetivo es arreglar las situaciones injustas de las personas y evitar el sufrimiento. El auténtico profeta no busca sobresalir, no quiere poder, ni llamar la atención... más que lo necesario para realizar su misión. Es la conciencia más profunda y digna del pueblo, la alternativa a lo que no funciona como Dios quiere. Por eso se nos pide ser profetas a los bautizados.

Jesús demostró serlo en medio de su gente. Cuando reveló su identidad en la sinagoga, al principio hubo asombro y hasta admiración: Habla como un verdadero profeta, “habla con autoridad”, palabras de gracia salían de sus labios”. Pero pronto comenzaron a dudar de Él. Y, de la admiración se fue pasando al abucheo, acompañado de frases mal intencionadas: “¿No es éste el hijo de José? ¿Va a ser el Misias un paisano nuestro, e hijo de ese? ¡Imposible! Y no descubrieron al Profeta encarnado en el pueblo. Al contrario, se calentaron tanto los ánimos que estuvieron a punto de despeñarlo por creído y embustero...

Jesús lamentó profundamente su falta de fe y basándose en esta experiencia de frustración, dejo una frase lapidaria: “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. En efecto, los buenos profetas nunca lo han tenido fácil; al contrario, han sufrido toda clase de dificultades y desprecios. Solo Dios les ha dado fuerza y esperanza.

Jesús, ya desde el principio de su actividad pública, tuvo serias dificultades para llevar a cabo su misión Evangelizadora. Experimentó con fuerza el contraste de su destino: Quiere gastar la vida en ayudar a todos a encontrar el camino de la libertad y, a cambio irá encontrando amenazas y envidias. Por un lado, fue popular; pero, por otro, al ser independiente por fidelidad al Dios, tuvo que morder muy pronto el polvo de la incomprensión y del fracaso. ¿por qué estas reacciones ante Jesús, si Él iba cargado de amor y honradez?

El texto de la carta de San Pablo a la comunidad de Corinto es de lo más sublime que se ha escrito sobre el amor. Es una descripción magistral del amor cristiano. Este amor es el don fundamental, el que da calidad y calidez, a la vida. Sin este amor, el ser humano es solo fachada. Amar no es fácil para nadie, y menos cuando se trata de un amor sacrificado como el que nos pide y nos enseña Jesús. Este amor, cuando echa raíces en el alma, la persona queda transformada. (Silencio de interiorización)

Credo

Oración de fieles

Oremos para que avance en la Iglesia el impulso profético, roguemos al Señor.

Oremos para que la paz y el desarrollo alcancen a todos los pueblos, roguemos al Señor.

Pidamos que el amor cristiano sea la ley y el fundamento de nuestra comunidad, roguemos al Señor.

Pidamos que surjan profetas en nuestro tiempo, llenos de un gran amor por el pueblo, roguemos al Señor.

Oremos para que la fe nos impulse más y más al compromiso, roguemos al Señor.

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios nos ha elegido con cariño y nos ciñe de valor para que seamos sus testigos en medio del pueblo. Que la comunión con Jesús nos ayude a ser valientes y comprometidos como Él.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Padre de Jesucristo y Padre nuestro,
te bendecimos por el amor que Tú eres,
que llega a tocar nuestra vida
poniéndola en trance de generosidad.

Te bendecimos también
por el amor que nos has revelado en Jesús:
amor comprensivo, servicial, desinteresado,
amor que siempre disculpa, aguanta, cree y espera.

Confesamos, Dios nuestro, que, gracias al amor,
todo adquiere sentido en la vida.

Por eso, te agradecemos
la capacidad de ternura y de entrega
que has puesto en el corazón humano.

Y al agradecerte el amor que nos has demostrado,
te pedimos luz y fuerza para ser tus testigos.

Padre, llena de tu amor el corazón
de todos los que nos encontramos aquí reunidos;
líbranos del egoísmo insolidario
y confírmanos en el amor verdadero.

Nos unimos ahora, junto a Jesús
con todas las personas de buena voluntad,
y con todos los creyentes del mundo,
rezamos la oración de los hijos y hermanos: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias (espontáneo)

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Meditar intensamente el mensaje de la segunda lectura durante la semana.

Oración después de la comunión (se toma del misal)

Bendición

Monición final. Los valores que comentamos y celebramos tienen que repercutir en la vida. Si los meditamos a diario los comunicaremos espontáneamente a través de la relación con los demás.

Recordemos lo que enseñaba Jesús: “Toda la ley y los profetas se resume en amar a Dios y al prójimo”. Todo se concentra en el amor.

Pero lo más difícil del amor es ponerlo en práctica. Dejemos, por tanto, que el corazón se exprese y vivamos con sentimientos y actitudes cristianas. Amar es el mejor regalo que podemos recibir y la mejor bendición que podemos dar. Buena y santa semana para todos/as.

Canto final y despedida.

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