26 octubre 2021

Domingo 31 de octubre de 2021 / 31º Domingo del tiempo ordinario. Ciclo B

—BIENVENIDA: 
Antes de la salida del celebrante

Hermanos, como todos los domingos, hoy también el Señor nos invita a escuchar su Palabra. Y con la celebración de este domingo trigésimo primero durante el año, nos acercamos a la finalización del año litúrgico, por lo que, los tres últimos Evangelios de este ciclo, antes de la Solemnidad de Cristo Rey, nos presentan la última etapa del camino de Jesucristo en el umbral de su Pascua.

El Señor es hoy bien claro: debemos amarlo con todo nuestro ser, ya que Él es nuestro único Dios, Creador y Padre, que nos ha creado por amor y nos ha predestinado en Cristo para ser sus hijos. Y este amor nos implica también, amar a nuestro prójimo, ya que es absolutamente imposible amar a Dios, si no amamos verdaderamente al hombre, que es hijo de Dios.

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Dt 6, 2-6)        

Este fragmento del Antiguo Testamento, que ahora vamos a escuchar, es uno de los más importantes, ya que es el fundamento de la ley antigua y mandamiento principal del pueblo de Israel.

SALMO RESP.:    (17, 2-4. 47. 51ab)      

R. Yo te amo, Señor, mi fortaleza.

2ª. LECTURA:     (He 7, 23-28 )   

San Pablo nos dice que Jesucristo es superior a todos los sacerdotes del Antiguo Testamento; Él es el único que con un único sacrificio, derramó la salvación sobre todos los hombres.

EVANGELIO:   (Mc 12, 28b-34)

Jesús nos habla y nos recuerda la exigencia fundamental del amor a Dios y a nuestros hermanos. Aclamémoslo con el canto del Aleluya.

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Que nuestra oración de hoy por las necesidades de todos los hombres, nuestros hermanos, se inspire en el mandamiento fundamental del cristiano: el amor a Dios y al prójimo.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y ENSÉÑANOS A AMAR"

—Señor, te pedimos por la Iglesia y el Papa Francisco, para que por su testimonio, sea para todos los hombres, ejemplo de fidelidad al supremo mandamiento del amor, oremos...

—Señor, te pedimos por nuestro obispos y nuestros sacerdotes, para que siempre nos guíen en la tarea de ser fermento de paz, de amor y de fraternidad, oremos…

—Señor, te pedimos por todos los pueblos del mundo, para que escuchando el mensaje de paz de tu Hijo, trabajen incansablemente para obtenerla para todos los hombres, oremos..

—Señor, te pedimos por todos los que sufren, los abandonados, los pobres, los sin techo, sin trabajo, injustamente marginados, para que puedan ser acogidos, amados y auxiliados por los hombres de buena voluntad, oremos…

—Señor, te pedimos por nuestra comunidad, para que nos esforcemos por avivar nuestra piedad, superar los odios, perdonar las injurias, vencer todo rencor y división, amando al prójimo como tu Hijo nos amó, oremos...

CELEBRANTE:

Padre bueno, junto con estas peticiones que hemos puesto en tu presencia, concédenos el poder vivir según el mandamiento que hiciste escuchar al pueblo de Israel, y que Jesucristo nos renovó en su Evangelio. Te lo pedimos por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

 

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Nos ofrecemos al Padre con el compromiso de cumplir todas las enseñanzas del Evangelio en nuestras vidas, y ser así, testigos de su amor.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Nos unimos, por la acción de gracias, al máximo acto de amor de Dios: la entrega de su Hijo en la cruz para salvarnos, y que nos obliga a obrar con ese mismo amor hacia cada uno de nuestros hermanos.

COMUNIÓN:

Ahora, por la renovación del sacrificio de la Cruz, participamos en la comunión del Cuerpo entregado por nosotros y de la Sangre que nos salva de nuestros pecados.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Después de haber escuchado el mandamiento del amor, es necesario que al volver a nuestros hogares, a lo largo de esta semana, nos examinemos sobre el amor, que es lo que realmente será tomado en cuenta por el Señor cuando debamos presentarnos ante Él.

Nos despedimos cantando... 

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