19 octubre 2021

DOMINGO, 24 DE OCTUBRE DE 2021

 LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 6,2-6: La familia, ley natural y ley Divina, ha existido desde el principio de la creación. Así lo vemos en esta lectura del Libro del Deuteronomio cuando da los mejores consejos al pueblo de Israel: “Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida”. Además, le promete, si los pone por obra, que le irá bien. Por otra parte, le dice a su pueblo que el Señor es uno solamente y que lo debe de amar: “Con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas”, y que éstas palabras deben quedar “grabadas en tu mente”.

Permitamos que este mensaje, que es una bendición para la familia, con la gracia de Dios lo entendamos, para poderla defender de tantos enemigos.


SALMO 17: El agite de la vida, las numerosas preocupaciones y el mismo pecado, no nos permite expresarle al Señor nuestro amor, cómo sí lo hacía el Salmista y lo hace quien ha tenido una experiencia significativa de la presencia del Señor.
Abramos el corazón al Señor y digamos con los que aman a Dios: “Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte”.

LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 7,23-28: Jesucristo es el hijo Dios perfecto, permanece para siempre y tiene el sacerdocio que no pasa. “De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo”.
Que Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote conceda, a través de sus sacerdotes, consagrados por nuestra Iglesia Católica, el perdón de nuestros pecados, nuestras debilidades y nos muestre su misericordia.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 12,28B34: Cuando nos acercamos a Jesús, no dudamos en entender la respuesta de Jesús al escriba cuando le pregunta, sobre cuál es el mandamiento más importante y que hoy nos lo repite a nosotros: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que éstos”. El escriba entendió perfectamente el anuncio que Jesús le hizo, lo acepto en su corazón y comprendió que estos dos mandamientos valían más que todos los “holocaustos y sacrificios”, por ello ante la respuesta perfecta del escriba Jesús le dice: “No estás lejos del reino de Dios”.

Hoy todos entendemos que para ir al cielo debemos amar a Dios y al prójimo con todo nuestro ser, pero nos cuesta cumplirlo y sobre todo el amar a los que nos hacen daño. Sin duda alguna, hasta que no haya una conversión total y sincera, será difícil. Pidamos a Dios su gracia para que podamos convertirnos de verdad.

José Orlando Salazar Duque Pbro. PhD

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario