13 septiembre 2021

Subsidio litúrgico para la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

 FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

El misterio de la Cruz. Celebramos hoy la fiesta de la Exaltación de la Cruz. La salvación, la vida y la resurrección proceden del misterio de la Cruz. En medio del desierto Moisés levantó un estandarte con una serpiente, para que quien hubiera sido mordido por una serpiente pudiera contemplarla y de esta forma se salvara de la muerte (1ª lectura, opción A). En medio del mundo se levanta la cruz de Jesús para que quien la contempla con el corazón contrito y adorante se salve (Evangelio). Cristo, muerto en la cruz, es glorificado por el Padre y es nuestro Señor y Guía (1ª lectura, opción B).

Color: rojo. Ants. y oracs. props., Gloria, Pf. propio o I de la Pasión del Señor. No se puede decir la plegaria eucarística IV. Lecturas propias (Lecc. vol. V). Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Antífona de entrada (Cf. Gál 6, 14)

Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección, por él somos salvados y liberados.

Monición de entrada

Hermanos y hermanas, celebramos hoy la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que es ensalzada y venerada como trofeo pascual de la victoria de Cristo y signo que aparecerá en el cielo, anunciando a todos su segunda venida. Los cristianos no exaltamos una cruz cualquiera, sino la cruz que Jesus santificó con su sacrificio, testimonio de su inmenso amor. Por tanto, de signo de maldición, la cruz se ha transformado en signo de bendición; de símbolo de muerte en símbolo, por excelencia, del amor que vence el odio y la violencia, y que engendra la vida inmortal.

Acto penitencial

  • Tú, que no has sido enviado a condenar al mundo, sino a salvarlo: Señor, ten piedad.
    R/.  Señor, ten piedad.
  • Tú, que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan: Cristo, ten piedad.
    R/.  Cristo, ten piedad.
  • Tú, que te sometiste por nosotros hasta la muerte de cruz: Señor, ten piedad.
    R/.  Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.

Oración colecta

Oremos.
Oh, Dios,
que para salvar al género humano
has querido que tu Unigénito soportara la cruz,
concede, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio,
alcanzar en el cielo los premios de su redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

Oración de los fieles

Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre: él es nuestro único mediador y sacerdote, al ofrecer una vez y para siempre su sacrificio en la cruz. Que él, resucitado, interceda ante el Padre por la Iglesia orante en la tierra.

  • Para que, por el poder de la cruz de Cristo, el Padre conceda a la Iglesia la firmeza en la fe, el valor de la esperanza, la entrega en el amor. Reguemos al Señor.
  • Para que, por la eficacia salvífica de la cruz de Cristo, el Señor conceda la paz y la reconciliación entre todos los hombres de buena voluntad. Roguemos al Señor.
  • Para que, por la cruz salvadora, el Padre sostenga a los enfermos, dé fortaleza y aliento a los oprimidos, conforte a cuantos comparten la pasión de Cristo. Roguemos al Señor.
  • Para que, por la cruz redentora, robustezca a cuantos predican el Evangelio en tierras lejanas y en los sectores más alejados de la Iglesia. Roguemos al Señor.
  • Para que, por la fuerza de la cruz del Señor, el Padre otorgue a cuantos con ella hemos sido marcados con el Espíritu de fortaleza y de paciencia, de paz y de amor. Roguemos al Señor.

Dios y Padre nuestro,
que levantaste sobre todo a tu Hijo,
obediente hasta la muerte y muerte de cruz,
escucha la oración de todos los que creemos en él
y queremos seguir su camino de entrega,
de sacrificio por amor a ti y a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión

Oremos.
Alimentados en tu sagrado banquete,
te pedimos, Señor Jesucristo,
que lleves a la gloria de la resurrección
a los que has redimido
mediante el leño de la cruz vivificadora.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

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