PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Celebramos hoy la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, fiesta de acción de gracias: la glorificación de la cruz de Cristo como signo de nuestra redención. Festividad que fue instaurada en la Iglesia después que la emperatriz Elena encontró el verdadero leño de nuestra redención y lo mandó colocar en la magnífica iglesia que hizo edificar en el mismo lugar donde Cristo fue elevado en él: en el Calvario.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
El inmenso amor de nuestro Padre, que supera totalmente nuestra inteligencia, se nos manifiesta plenamente en el envío de su Hijo, para que muriendo en la cruz, nos obtenga el perdón de los pecados. Cristo, por su exaltación, es decir su crucifixión y su resurrección triunfante, nos ha regenerado, este es el plan realizado del amor de Dios hacia los hombres. Pero esta salvación tiene que ser aceptada, lo que supone para el cristiano, vivir de conformidad con las enseñanzas de Jesús.
1ª. LECTURA: (Nm 21, 4b-9) (Ver texto)
Ya en este texto del Antiguo Testamento, vemos en figura lo que en el Nuevo será realidad: Jesucristo levantado en la cruz sobre la tierra será la vida para todos los hombres.
SALMO RESP.: (77, 1-2. 34-38 ) (Ver texto)
R. No olviden las proezas del Señor.
2ª. LECTURA: (Flp 2, 6-11) (Ver texto)
El camino seguido por Jesús para darnos vida, fue rebajarse haciéndose como el más culpable, para que de su muerte saliera la vida.
EVANGELIO: (Jn 3, 13-17) (Ver texto)
En el santo Evangelio escuchamos a Jesús en su diálogo con Nicodemo, en el que nos anuncia la voluntad de su Padre: que el hombre tenga vida.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Conociendo el amor de Dios, nuestro Padre, que no dudó en entregar su Hijo por nuestra salvación, dirijámonos a Él con total confianza y sencillez, presentándole esta oración por nuestras necesidades.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
"POR LA CRUZ DE TU HIJO, ESCÚCHANOS SEÑOR"
v Señor y Dios nuestro, te pedimos que por la proclamación de tu Iglesia y del Papa Francisco, podamos descubrir, aceptar y vivir tu amor incondicional, que entregó a tu Hijo, para que compartiendo nuestra condición humana, pudiéramos alcanzar la vida eterna, oremos...
v Padre de las misericordias, te pedimos por la paz entre los hombres, para que se terminen los derramamientos de sangre entre pueblos hermanos todos podamos alcanzar una auténtica y definitiva paz, oremos...
v Señor de la vida, te pedimos para que la Cruz de tu Hijo sea la que verdaderamente presida toda la vida de nuestras familias, de nuestra sociedad y de nuestra Patria, oremos...
v Padre todopoderoso, te pedimos para que cada familia, cada hermano sufriente, encuentre en nuestro amor y nuestra generosa ayuda, especialmente en este día, una razón para seguir esperando, oremos...
v Dios de bondad, te pedimos nuestra comunidad, para que meditando la realidad de nuestra propia cruz, seamos capaces de asumirla y comprenderla, y así, aceptándola, iniciaremos el camino de felicidad que nos llevará a la vida eterna, oremos...
CELEBRANTE:
Padre bueno, tú sabes que realmente queremos seguir a tu Hijo, pero nuestras fuerzas y nuestra fe a menudo fallan, por eso te suplicamos nos des tu Santo Espíritu, para que nos fortalezca y haga realidad nuestro deseo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Al presentar ahora estos dones, le expresamos a Dios, desde lo más profundo de nuestro corazón, nuestro sincero compromiso a vivir con actitudes nuevas, comprometiéndonos realmente con las necesidades de nuestros hermanos.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")
Jesús nos llama, nos invita, a acompañarlo en nuestro esfuerzo cotidiano, cargando nuestra cruz, esa cruz que como la suya, será para nosotros fuente de resurrección y vida. Esta es la esperanza que mueve nuestra plegaria de acción de gracias.
COMUNIÓN:
Hemos participado de la mesa de la Palabra, ahora el Señor nos invita a la mesa que anticipa el Banquete del Reino: su propio Cuerpo y Sangre. Entrando en comunión con Él, entraremos en comunión con toda su vida, su lucha, su amor, su esperanza.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que jamás me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Terminamos nuestra celebración con un firme convencimiento: que la fe que manifestamos tener, debe traslucirse necesariamente en nuestro nuevo modo de vivir, ya que no basta creer en Jesús, Él realmente debe presidir, con su cruz, cada acto y cada momento de nuestras vidas.
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