08 septiembre 2021

12 DE SEPTIEMBRE DE 2021 DOMINGO 24 DEL TIEMPO ORDINARIO «B»

 R I T O S    I N I C I A L E S


CANTO DE ENTRADA.

Cuando estamos reunidos en tu nombre, en medio de nosotros, en medio de nosotros, en medio de nosotros estás tú.

 

En medio de vosotros, aliviando las penas, llenando de esperanza, el trabajo y la cruz, el trabajo y la cruz. 

   

SALUDO Y  MONICIÓN. 


ACTO PENITENCIAL.


GLORIA.


ORACIÓN COLECTA.


LITURGIA DE LA PALABRA


PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro de Isaías 50, 5-9ª.

 

El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. 

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.

El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí?

Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará?

Que se acerque.

Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará? 

     PALABRA DE DIOS


SALMO RESPONSORIAL. Salmo 114.

Antífona: Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

 

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.

 

Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: «Señor, salva mi vida».

 

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó.

 

Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.  

 

SEGUNDA LECTURA.  

Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14-18.

 

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?

Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? 

Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. 

Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe». 

 PALABRA DE DIOS


ALELUYA.

Antífona: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.


EVANGELIO.  

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 8, 27-35.

 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». 

Ellos le contestaron: «Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas». 

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». 

Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías». 

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!». 

Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? 

 PALABRA  DEL SEÑOR


HOMILÍA.


CREDO. 


ORACIÓN DE LOS FIELES.


LITURGIA EUCARÍSTICA


OFERTORIO.

Canto: 

En tus manos divinas de Padre hemos puesto, Señor, nuestro mundo.

 

Estos brazos que elevan alegres las ofrendas de vino y de pan.

 

Nuestro mundo camino hacia el cielo, nuestras almas hambrientas de Ti.

  

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.


PREFACIO Y SANTO.


PLEGARIA EUCARÍSTICA.


RITO DE LA COMUNIÓN


PADRE NUESTRO.


RITO DE LA PAZ.


CORDERO DE DIOS.


COMUNIÓN.

Canto:

Cristo nos da la libertad, Cristo nos da la salvación, Cristo nos da la esperanza, Cristo nos da el amor.

 

Cuando luche por la paz y la verdad, la encontraré; cuando cargue con la cruz de los demás, me salvaré. Dame, Señor, tu palabra; oye, Señor, mi oración.

 

Cuando sepa perdonar de corazón, tendré perdón; cuando siga los caminos del amor, veré al Señor.  Dame, Señor, tu palabra; oye, Señor, mi oración.

 

Cuando siembre la alegría y la amistad, vendrá el Amor; cuando viva en comunión con los demás, seré de Dios. Dame, Señor, tu palabra; oye, Señor, mi oración. 

  

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.


Gracias, Señor, por venir a nosotros en esta comunión.  Gracias por ser el alimento que nos fortalece y da vida.

 

Señor, a nosotros también nos espanta la dificultad y tratamos de apartar la cruz de cada día, que nos incordia y nos hace hacer lo que a veces no nos apetece. 

 

Danos la fuerza del Espíritu, para ser tus discípulos de verdad.  Para llenarnos de tu Palabra y que ella pueda más que las cosas fáciles que el mundo nos ofrece y con las que nos rodea. 

 

Gracias por dar tu vida, para darnos vida a todos los hombres.  Ayúdanos a hacer lo mismo con nuestros hermanos. 

 

ORACIÓN.


RITO DE CONCLUSIÓN.


BENDICIÓN Y DESPEDIDA.


Canto.

Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.  La mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.

 

Te damos gracias, Señor. Te damos gracias, Señor. (Bis) 



 

¡Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido el mundo!

 

 


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