06 junio 2021

Liturgia – Cuerpo y Sangre de Cristo

 SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, solemnidad

Misa de la solemnidad (blanco)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria. Credo. Prefacio I o II de la Eucaristía

Leccionario: Vol. I (B)

  • Éx 24, 3-8. Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros.
  • Sal 115. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
  • Heb 9, 11-15. La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia.
  • Secuencia (opcional). Lauda, Sion, Salvatorem.
  • Mc 14, 12-16. 22-26.Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre.

Antífona de entrada           Sal 80, 17
El Señor los alimentó con flor de harina y los sació con miel silvestre.

Monición de entrada
Respondiendo a la invitación que cada domingo nos hace el Señor resucitado, nos hemos reunido para escuchar su palabra y alimentarnos con su Cuerpo y Sangre en esta fiesta del Corpus Christi, fiesta de la mesa del pan partido y dado para todos, fiesta de la fraternidad y de la entrega hasta de la propia vida.

Acto penitencial
Comencemos, pues, la Eucaristía de este día, que relumbra más que el sol, invocando a Cristo, y suplicándole perdón por nuestros pecados, pidámosle celebrar dignamente estos sagrados misterios.

• Tú, que nos das tu Cuerpo y Sangre como alimento para el camino. Señor, ten piedad.
• Tú, que te ofreces como víctima para el perdón de los pecados. Cristo, ten piedad.
• Tú, que eres la prenda de la vida futura. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.

Oración colecta
OH, Dios,
que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de tu pasión,
te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención.
Tú, que vives y reinas con el Padre.

Se dice Credo
Como respuesta a la palabra de Dios que acabamos de escuchar y meditar, hagamos juntos nuestra profesión de fe en el Dios siempre presente y activo en nuestra vida.

Oración de los fieles
Antes de disponer la mesa santa donde el Señor hará nuevamente presente el tránsito pascual que salva a todos los hombres, elevemos nuestras súplicas confiadas a Dios nuestro Padre.

1.- Para que fiel a la Alianza del Señor, la Iglesia renueve el sacrificio del altar y viva con gozo su fe en Jesús, realmente presente en la Eucaristía. Roguemos al Señor.

2.- Para que los sacerdotes, a imitación de Cristo que dio su vida por todos los hombres, lleven una vida acorde con los Sacramentos que celebran, y sean así reclamo para numerosas vocaciones. Roguemos al Señor.

3.- Para que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre del Señor, vivamos en la unidad y promovamos la justicia, la paz y la convivencia. Roguemos al Señor.

4.- Para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo conceda salud a los enfermos, gracia a los pecadores arrepentidos y confesos, y la paz a los agonizantes. Roguemos al Señor.

5.- Para que al comulgar con el Cuerpo y la Sangre del Redentor, vayamos transformando nuestras vidas a ejemplo de la de Cristo, y tengamos sus mismos sentimientos. Roguemos al Señor.

Contempla, Padre santo, a tu pueblo, reunido en torno a la mesa de tu Hijo para ofrecerte el sacrificio de la Nueva Alianza, y escucha sus súplicas; purifica nuestros corazones para que, invitados a la mesa del Cordero, pregustemos en ella las delicias de la Pascua eterna que nos tienes preparada en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
SEÑOR, concede propicio a tu Iglesia
los dones de la paz y de la unidad,
místicamente representados en los dones
que hemos ofrecido.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Eucaristía.

Antífona de comunión          Jn 6, 57
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él, dice el Señor.

Oración después de la comunión
CONCÉDENOS, Señor,
saciarnos del gozo eterno de tu divinidad,
anticipado en la recepción actual
de tu precioso Cuerpo y Sangre.
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Conviene que la procesión tenga lugar después de la misa en la que se consagra la hostia que se ha de llevar en ella. Pero nada impide que la procesión se haga después de una adoración pública y prolongada que siga a la misa. Si la procesión se tiene inmediatamente después de la misa, concluida la comunión de los fieles se coloca sobre el altar la custodia en la cual se pone la hostia consagrada.

Dicha la oración después de la comunión y omitidos los ritos conclusivos, se organiza la procesión.

Antes de la procesión
Ante la imposibilidad de salir procesionalmente para honrar por nuestras calles a Jesús sacramentado, hagamos ahora, aquí, en la iglesia, un acto público de adoración a la Sagrada Eucaristía, confesando y proclamando con fe y sin temor nuestra adhesión a Cristo, Amor de los amores, el único Señor y Redentor del mundo, el Rey de la Gloria y Dios del Amor.

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