Monición de entrada:
En este segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio refiere la Transfiguración del Señor. La Transfiguración de Cristo nos enseña que tenemos que seguirle por el camino de la cruz, si queremos llegar con él a la gloria de la resurrección. Pidámosle en esta Misa la gracia de una entrega total, aún hasta la muerte, si esa es su voluntad. De pie, por favor, para recibir a los ministros de esta eucaristía.
Primera lectura: Gn 22, 1-2.9-13.15-18 (El sacrificio de Abrahán)
La primera lectura, tomada del libro del Génesis, nos presenta a Abrahán, Padre de los creyentes. Dios le probó hasta lo último pidiéndole a su único hijo, Isaac. La fe y la obediencia de Abrahán le hicieron merecedor de las bendiciones del Señor. Escuchemos con atención.
Segunda lectura: Rom 8, 32b-34 (Dios no perdonó a su propio Hijo)
En la carta a los romanos, de la cual está tomada la segunda lectura de hoy, Pablo canta en un himno triunfal nuestra esperanza en la salvación que Dios Padre nos da por su Hijo Jesucristo. El Padre ha entregado a su propio Hijo y por su Muerte y Resurrección viene a nosotros toda gracia.
Tercera lectura: Mc 9, 2-10 (Este es mi hijo amado)
El evangelista Marcos, de quien está tomada la lectura evangélica de hoy, adelanta ya en vida de Jesús y antes de su pasión y muerte la plena comprensión que del misterio de Cristo dio a los Apóstoles la fe pospascual. El segundo domingo de Cuaresma nos presenta la Transfiguración de Cristo con Moisés y Elías. Pedro, Santiago y Juan, estuvieron presentes en esta maravillosa escena como preparación a la Pasión y Muerte del mismo Jesús. Es por el camino de la cruz que llegamos a la resurrección. Este es mi Hijo predilecto: Escúchenlo.
Oración universal
- 1. Para que la gracia de Cristo brille sobre las Iglesias desunidas y la transfigure. Roguemos al Señor.
- 2. Para que la gracia de Dios brille sobre los pueblos dispersos, marginados, y la esperanza los transfigure. Roguemos al Señor.
- 3. Para que en esta Cuaresma los pecadores regresen a la Iglesia y estén activos en ella. Roguemos al Señor.
- 4. Para que la gracia de Cristo brille sobre nosotros y sepamos morir para después resucitar con Él. Roguemos al Señor.
Exhortación final
Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 255)
Te bendecimos, Padre, porque Cristo en su transfiguración, después de haber anunciado a sus discípulos su pasión y muerte, les mostró en el monte santo el resplandor de su divinidad, como un anticipo y testimonio del camino de la resurrección.
Al revelar en sí mismo la gloria futura, fortalece nuestra fe ante el escándalo de la cruz y alienta nuestra esperanza.
Concédenos, Señor, ir a tu encuentro en la montaña, dejar nuestras sendas trilladas, escuchar a Jesús, tu palabra, y caminar con él hacia ti en la llanura cotidiana de la vida; porque, siguiéndolo, la renuncia es libertad de espíritu y la muerte es vida que anticipa la resurrección. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario