09 diciembre 2020

Moniciones para el Tercer Domingo de Adviento - Ciclo B



Tercer Domingo de Adviento Ciclo B


Monición de entrada:


Hermanos en Cristo, la alegría penetra la liturgia de este tercer domingo de Adviento. Nos acercamos a la Navidad y esta cercanía nos lleva a meditar más profundamente en la venida final de Cristo. Estamos alegres y agradecidos porque se nos ha dado el Espíritu, se ha predicado la Buena Nueva y se nos asegura la salvación. Nosotros también, al igual que Juan Bautista, hemos sido llamados a predicar el camino del Señor; a preparar nuestros corazones para su llegada en esta liturgia y todas las veces que diariamente viene a nuestra vida. Empecemos esta Eucaristía cantando con alegría y esperanza, mientras recibimos a los ministros de esta celebración.


Primera lectura: Is 61, 1-2; 10-11 (Desbordo de gozo con el Señor)

El profeta Isaías, lleno del poder del Espíritu Santo, es enviado a predicar la Buena Nueva a los pobres. Las opresiones terminan, el consuelo inunda los corazones angustiados, comienza una etapa de perdón, de salvación y alegría en el Señor. Escuchemos el profeta Isaías.

Segunda lectura: I Tes 5, 16-24 (Estén siempre alegres, y no apaguen el Espíritu)

Escribiendo a sus colaboradores en Tesalónica y también a nosotros, el Apóstol Pablo nos anima a la alegría, a la oración y a la acción de gracias. Nos exhorta también a ser irreprochables en todo momento hasta la última venida del Señor.

Tercera lectura: Jn 1, 6-8. 19-28 (En medio de ustedes hay uno que no conocen)

El texto de hoy es un buen ejemplo de lo que significa ser testigo. Juan Bautista es el hombre que ha sido enviado por Dios a dar testimonio de la luz. Juan, como testigo, orienta toda su vida y actividad a descubrir al otro, a la luz, a prepararle el camino, a llevarle a la humanidad hacia Cristo. Nos ponemos de pie, para entonar el Aleluya, antes de escuchar ese mensaje de sencillez y de testimonio.

Oraciones de los fieles:

1. Por la Iglesia para que el Señor con su visita le conceda la unidad y libertad y la gobierne con su asistencia. Roguemos al Señor.

2. Por la Santa Madre Iglesia, para que sea fiel a la tarea encomendada por el Señor, de evangelizar especialmente a los pobres. Roguemos al Señor.

3. Por nuestras familias para que crezcan en paciencia, comprensión, diálogo y amor. Roguemos al Señor.

4. Por los difuntos, especialmente los de nuestra familia y parroquia para que Dios los reciba en su reino de Luz y de Paz. Roguemos al Señor.

5. Por todos nosotros los que participamos de esta Eucaristía, para que nuestra vida sea un gran testimonio de la presencia de Cristo entre nosotros. Roguemos al Señor.

Exhortación Final

En este tercer domingo de adviento queremos, Señor,
practicar las consignas que nos da tu apóstol Pablo:
Estén siempre alegres y no dejen morir en sus manos
las ascuas incandescentes del Espíritu de Cristo,
que es alma y fuego, luz y amor, llama y vida, gozo y paz.

Gracias, Señor Jesús. Hoy tenemos motivos de alegría:
Tú estás viniendo, ya llegas, ya estás en medio de nosotros.
Con el Bautista podemos decir: mi alegría está colmada;
es preciso que Cristo crezca y que nosotros disminuyamos.
Haznos testigos tuyos entre nuestros hermanos los hombres
para que no seas tú el desconocido de nuestro mundo.

Amén.
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 224)

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