05 diciembre 2020

La misa del domingo 6 de diciembre: misa con niños

 


SALUDO

Dios nuestro Padre, que en Jesucristo cl Señor nos da su Paz, y la Fuer­za del Espíritu que nos ayuda a vivir como hijos, esté con todos nosotros.

ENTRADA

El tiempo de Adviento está marcado por la esperanza y la vigilancia, por ir adecuando nuestra vida para que pueda nacer Jesús. Nuestra tarea sigue siendo preparar el camino al Señor para que éste manifieste su gloria en  la vida de todas las personas. El Amor de Dios que se nos manifiesta en Jesús es un Amor de abrazo, envolvente y universal. La misma vocación y entre­ga de nuestro Dios debería ser la de sus seguidores: reunir a las gentes, con­vocar a quienes andan lejos, celebrar la fiesta de la hermandad, servir, dejarnos afectar por todos. Para eso necesitamos unos ojos nuevos y un corazón  grande…, la lección nunca aprendida de la conversión, el camino iniciado hacia lo que Dios quiere. Necesitamos convertirnos a Dios, apostar y confiar en su promesa, anticipar ya aquí la nueva tierra y el nuevo cielo donde habi­te la justicia. Comenzamos la celebración.

ACTO PENITENCIAL

Llamados e invitados a transformar nuestra limitación y pecado, a vivir abiertos al Amor, pedimos perdón:

– Tú, que para revelarnos tu gloria nos llamas a preparar el camino abandonando todo mal. SEÑOR, TEN PIEDAD.

– Tú, que nos llamas a confiar en la promesa de un ciclo y una tierra nuevas dolido habite la justicia. CRISTO, TEN PIEDAD.

– Tú, que en Jesús nos manifiestas la grandeza la  tu ternura y de tu amor. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Oración: Danos, Señor, la gracia y el perdón que proceden de Ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN COLECTA

Dios, Padre nuestro, que cuidas de cada persona llevándonos en tus manos cálidas, ayuda a esta comunidad reunida en tu Nombre a llevar adelante su tarea de consolar a quienes sufren, de denunciar la injusticia, y de reunir a todos, de modo que, preparando el camino al Señor merezcamos tenerlo entre nosotros. Por nuestro Señor Jesu­cristo.

LECTURA PROFÉTICA

La lcctura que vamos a escucharse enmarca en la última etapa del des­tierro en Babilonia. Dios consuela a su pueblo, no con falsas palabras, sino preparando el camino hasta revelar su verdadera gloria a todas las personas. Como un pastor apacienta su rebaño, así reúne Dios a las gentes.

LECTURA APOSTÓLICA

El Señor no tarda en cumplir la promesa del Padre, que ya se ha hecho realidad en Jesús Resucitado y en sus efectos salvadores para todas las personas, ayudándonos a vivir plenamente. Pero, reconocido esto, no debemos estar inmóviles: la esperanza cristiana es siempre activa, es estar en marcha, comprometidos y transformadores.

 

LECTURA EVANGELICA

Marcos señala desde el principio del Evangelio quién es  el verdadero protagonista: Jesucristo, el hijo de  Dios. Condición humana v condición divina. El anunciado por los profetas, el que Juan señalará como Cordero de Dios, está ya entre nosotros. Para acogerlo es preciso un bautismo de conversión.

ORACION DE LOS FIELES

A Jesús, la luz del mundo, el camino de la vida, orémosle diciendo: VEN, SEÑOR JESÚS.

  1. Por la Iglesia. Que sea portadora de la buena noticia del evangelio a los hombres y mujeres de nuestro mundo. OREMOS:
  2. Por todos los cristianos. Que vivamos nuestra fe con autenticidad, que realmente nuestra vida se corresponda con la esperanza que profesamos. OREMOS:
  3. Por nuestro país. Que podamos avanzar hacia la paz, la justicia y el bienestar para todos, especialmente por los que más sufren las consecuencias de la crisis económica. OREMOS:
  4. Por todos nosotros. Que vivamos este tiempo de Adviento con intensidad y con el sincero compromiso de preparar los caminos del Señor. OREMOS:

Escucha, Señor, nuestras oraciones y ven a salvarnos. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Prefacio I de Adviento

PREFACIO

En verdad es justo y necesario reconocerte, Señor, como cl Dios Padre que nos ha traído a la  vida. y que nos acompaña en nuestro diario caminar. Con tu entrega en Jesús nos enseñas que tenemos que vivir abicrtos y pendientes de los hermanos; en Jesús nos enseñas que la fra­ternidad y la paz, ademas de bonitas palabras,  son realidades  que tenemos quc construir y que  a todos nos comprometen.

Permítenos vivir unidos a cuantos de verdad con su vida diaria te glo­rifican, y con ellos poder decirte: Santo, Santo, Santo…

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNION

Al terminar la Eucaristía te damos gracias, Señor, y ojalá que lo hagamos también con nuestra vida entregada a las personas; ayúda­nos a ser trabajadores de tu reino, que se hace realidad cuando bus­camos el bien y  la paz de todos. Por Jesucristo.

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