10 diciembre 2020

Comentario Domingo III de Adviento

 


Oración preparatoria

Ven a nosotros, Espíritu Santo. En este tiempo de adviento, haznos comprender la palabra de esperanza de tus profetas de Israel, anunciando un “cielo nuevo y una tierra nueva”, y la palabra de Jesús de Nazaret. Escuchando su palabra, concédenos orar con perseverancia capaz de espera. Concédenos crecer en una esperanza consistente y activa. Concédenos vivir una esperanza resistente a todo pesimismo y desánimo, fuerte para trabajar por una sociedad más justa según el corazón de Dios Padre. AMEN.

Jn 1, 6-8. 19-28

«6Surgió un hombre enviado por Dios: su nombre, Juan. 7Éste vino para un testimonio [martyrían], para que testimoniase [martyréo] sobre la luz, para que creyesen por medio de él. 8No era él la luz, sino para que testimoniase [martyréo] sobre la luz.

19Y éste es el testimonio [martyría] de Juan cuando los judíos enviaron a él desde Jerusalén sacerdotes y levitas, para que le preguntaran: “¿Tú quién eres?”. 20Y confesó, y no negó, sino que confesó: “Yo no soy el Mesías [Christós]”. 21Y le preguntaron: “Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?”. Y dice: “No soy”. “¿Eres tú el profeta?”. Y respondió: “No”. 22Así que le dijeron: “¿Quién eres? Para que demos una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?”. 23Dijo: “Yo soy ‘la voz del que clama en el desierto: Haced recto el camino del Señor’, como dijo el profeta Isaías”.

24También entre los enviados había fariseos 25y le preguntaron y le dijeron: “Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías [Christós], ni Elías, ni el profeta?”. 26Les respondió Juan diciendo: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros está el 27que vosotros no conocéis, el que viene detrás de mí, al que yo no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.

28Esto aconteció en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando».

PALABRA DE DIOS

 

CONTEXTO

El tiempo de Adviento, precursor de la Navidad, la fiesta del nacimiento de Jesús, privilegia la figura de Juan Bautista, en tanto que Precursor histórico de Jesús. Es por eso que dejamos este domingo el evangelio de Marcos y leemos en cambio el de Juan. Nos encontramos con un texto “arreglado” litúrgicamente, es decir, no es unidad literaria (perícopa): los primeros versículos (vv. 6-8) forman parte del impresionante prólogo del evangelio de Juan (Jn 1,1-18), mientras que los demás (vv. 19-28) son el comienzo narrativo del mismo, estructurado temporalmente (“al día siguiente”: Jn 1,29.35.43; “tres días después”: Jn 2,1). Así, el evangelio se abre con una semana completa, contada casi día por día, y que concluye con la manifestación de la gloria de Jesús en el episodio de la boda en Caná (Jn 2,1-12).

TEXTO

Puesto que no es un evangelio continuado, la estructura que destacamos es artificial. La primera parte del texto evangélico (vv. 6-8) es la presentación del personaje: Juan, enviado por Dios para ser testimonio de la luz (el texto insiste tres veces en la noción de testimonio-testigo y otras tres en la luz). La segunda parte (vv. 19-28) recoge el testimonio del personaje en torno a un doble diálogo: a) con los sacerdotes y levitas, a cuenta de su identidad (vv. 19-23) y b) con los fariseos, a cuenta de su acción de bautizar (vv. 24-27). El v. 28 es la conclusión narrativa del evangelista.

ELEMENTOS A DESTACAR

• El tiempo de Adviento destaca la figura de Juan como Precursor de Jesús, el que le prepara el camino; destaca la importancia de ser testimonio y de dar testimonio. Ante Juan, pues, tenemos que contemplar y asumir:

a) Juan es enviado por Dios para una misión: ser un testigo de la luz, para que creyeran por medio de él en el Señor; ¿nos sentimos enviados por Dios? ¿A quién? ¿A qué? ¿Somos conscientes de y estamos comprometidos con la misión recibida?;

b) Juan conoce su identidad: sabe quién es y quién no es; él es la voz de la Palabra: ¿Cómo contestaríamos si alguien nos preguntara quiénes somos? ¿Nos conocemos a nosotros mismos? ¿Somos voz de la Palabra, de Jesús? ¿Lo hacemos presente con nuestro testimonio?;

c) Juan sabe los límites, fuerzas y dones de su persona: hay alguien más poderoso que él, pero reconoce su don de bautizar y lo pone al servicio de las personas y su conversión; ¿Cuáles son nuestros límites, fuerzas y dones? ¿Qué cosas debemos mejorar o superar? ¿Ponemos al servicio de los demás nuestras capacidades?

• Las sucesivas respuestas negativas de Juan van de más a menos: no es el Cristo, no es Elías, no es el profeta: sugiere el anonadamiento del que anuncia a Jesús para que no obstaculice su presencia, para que no opaque su luz. ¿Transparentamos bien a Jesús en nuestra vida?

• En el corazón de este evangelio aparece el único imperativo del texto: “haced recto el camino del Señor”. ¿Qué tenemos que rectificar en nuestra vida para que el Señor pueda “andar por ella” sin dificultad?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario