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Hermanos y hermanas: bienvenidos y bienvenidas a este encuentro de fe y de fraternidad. | |||
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Nota: Conviene darle una significación especial; de hecho, la tiene. Cada Comunidad verá el momento para realizarlo, si al comienzo de la celebración, o después de la escucha de la Palabra y de la homilía. Escoger UNA de ellas o utilizar otra similar. Hombre de hoy, ¿dónde tienes la meta de tu caminar? Tienes hambre de todo y nada te sacia. Tienes, tienes, tienes... y tu tener no te da felicidad. Te prometen y sigues decepcionado. Hombre de hoy, ¡abre los ojos a lo que no esperas! Mira, por los montes llega un hombre frágil, sin apariencia especial. Mezclado con los pecadores se bautiza como uno de tantos y nadie reconoce su don. Sólo el Bautista confiesa: “Soy yo el que tiene que ser bautizado, no tú, autor del bautismo”. Este hombre frágil es el brote que Dios ha sembrado entre los hombres para que germine el Reino prometido. Hombre de hoy, escucha tu sed y tu hambre siempre insaciables y abre tu corazón a lo nuevo. Todo lo nuevo está dentro de Él. No lo busques en tener, ni lo busques en palabras que sabes que nunca se cumplen. Hombre de hoy, escucha tu soledad y déjate encontrar por Aquel que viene a buscarte en la fragilidad del silencio, en la promesa que anuncia: “Dios quiere al hombre. Hoy se acuerda de él”. Ulibarri, Fl.
PREGON DE ADVIENTO - 2 Os anuncio que comienza el Adviento. Alzad la vista, restregaos los ojos, otead el horizonte. Daos cuenta del momento. Aguzad el oído. Captad los gritos y susurros, el viento, la vida... Empezamos el Adviento, y una vez más renace la esperanza en el horizonte. Al fondo, clareando ya, la Navidad. Una Navidad sosegada, íntima, pacífica, fraternal, solidaria, encarnada, también superficial, desgarrada, violenta...; mas siempre esposada con la esperanza. Es Adviento esa niña esperanza que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas; una llama temblorosa, imposible de apagar, que atraviesa el espesor de los tiempos; un camino de solidaridad bien recorrido; la alegría contenida en cada trayecto; unas huellas que no engañan; una gestación llena de vida; anuncio contenido de buena nueva; una ternura que se desborda... Estad alerta y escuchad. Lleno de esperanza grita Isaías: «Caminemos a la luz del Señor». Con esperanza pregona Juan Bautista: «Convertíos, porque ya llega el Reino de Dios». Con la esperanza de todos los pobres de Israel, de todos los pobres del mundo, susurra María su palabra de acogida: «Hágase en mí según tu palabra». Alegraos, saltad de júbilo. Poneos vuestro mejor traje. Perfumaos con perfumes caros. ¡Que se note! Viene Dios. Avivad alegría, paz y esperanza. Preparad el camino. Ya llega nuestro Salvador. Viene Dios... y está a la puerta. ¡Despertad a la vida! Ulibarri, Fl.
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1ª Lectura: Isaías 63, 16-17; 64, 1. 3-8 Según el texto del Antiguo Testamento que vamos a proclamar, el pueblo de Israel anhelaba la presencia de Dios para recobrar el sentido de sus vidas; esperaban que Él les sacara de la rutina en la que vivían. Por eso, el profeta Isaías ruega a Dios que rasgue los cielos y venga cuanto antes a salvarlos. El Dios que rasga los cielos y desciende no es un Dios ocasional, episódico; es el “Dios-con-nosotros” que viene a estar en el centro de nuestra existencia. Es un Dios que no exige ni pide cuentas, sino un Dios que se nos da, se entrega sin reservas. Acogemos este hermoso mensaje.
El apóstol Pablo, en la carta a la comunidad de Corintio, profundiza en el sentido de la espera; y es que mientras se espera, es necesario dar testimonio de aquello que se ha vivido y experimentado. Esto es, la NUEVA VIDA lograda por medio de Cristo, el Señor. Todo ello será posible porque Dios es fiel, concluirá el apóstol. Acogemos su testimonio.
El evangelista Marcos nos hace hoy una llamada a la vigilancia porque el Señor se está acercando. No podemos ni dormirnos ni desentendernos; hay que estar alerta. No podemos delegar en nadie el encargo de vigilar y trabajar. Sólo así podremos descubrir y vivir diariamente su presencia en nuestras vidas y en nuestro mundo. Escuchamos. | ||||||
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Y como respuesta a la Palabra que Dios nos ha dirigido hoy, presentamos al Señor nuestras oraciones y plegarias. Estamos seguros y seguras de que Él nos ha de escuchar, pues no le es indiferente nuestra suerte y nuestros caminos. | ||||||
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NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana. (Seguimos con esta bella tradición de la Corona de Adviento. Puede haber sido confeccionada en la propia comunidad o haberse encargado a una floristería. Debe hacer la ofrenda el Presidente del Consejo Parroquial. Dice:)
(Una vez, que todo el mundo está sentado, se acerca quien preside hasta la corona, situada delante del altar o sitio bien visible, y enciende el primero de los velones, que corresponde a este primer domingo de Adviento. Tras ello, dice la siguiente monición-oración)
(Hacen la ofrenda un niño o una niña, un o una joven, un matrimonio y un anciano o una anciana)
(Quien preside la celebración pide a los niños, a las niñas de la comunidad, presentes en la misma, que se adelanten y se pongan junto al altar. Si hubiera niños y niñas suficientes, podrían hacer un corro en torno al altar, dándose las manos. Una vez situados y situadas, se dice la monición-oración)
(Lleva el periódico uno de los miembros de la comunidad, mientras otro hace la ofrenda:) | ||||||
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(Vueltos todos y todas a sus puestos, y de pie, unen sus voces en la oración de Acción de Gracias, en la que todos unidos y todas unidas proclaman: «VEN, SALVADOR, VEN SIN TARDAR»). | ||||||
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Hermanos, hermanas: el Señor nos ha dicho su Palabra, invitándonos a vivir vigilantes y esperanzados-esperanzadas con la llegada de su Hijo. Vivir despiertos-despiertas en cristiano significará vivir comprometidos-comprometidas en el presente con lucidez, vivir positivamente trabajando por una sociedad más justa y fraternal. Ojalá que nuestro estilo de vida ayude a muchas personas a levantar la cabeza y descubrir los nuevos signos de los tiempos que aparecen en el horizonte y a probar otro estilo de vida abierto a la presencia y utopía de nuestro Dios. Que el Señor nos acompañe en nuestro caminar. ¡Feliz Año Litúrgico! ¡Feliz Adviento! | ||||||
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“Muéstranos, Señor, tu misericordia Hoy iniciamos el NUEVO AÑO LITÚRGICO. Y esto supone algo muy especial para un grupo de creyentes: nos disponemos a vivir, celebrar y alimentarnos, -a lo largo de los próximos meses-, de esa HISTORIA de AMOR de DIOS, de su “historia de salvación” para con nosotros y con nosotras. Esto es lo que la Comunidad Cristiana celebra en la liturgia. ¡Cuántas veces podemos olvidar este punto de partida y… entonces, todo es aburrido! ¡Dichosos y dichosas quienes esperan su VENIDA: |
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