21 noviembre 2020

La misa del domingo 22 de noviembre: misa con niños

 JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

SALUDO

La Gracia y la Paz de Dios, que en su entrañable misericordia nos da a Jesús, y con la Fuerza de su Espíritu nos busca sin cesar, esté con todos nosotros.

ENTRADA

Quizá el título de “Rey” aplicado a Jesús sea de los menos afortunados que hayamos podido acuñar: lo importante es no dejarnos llevar por falsas imágenes, por supuestas grandezas, que nada tienen que ver ni con Jesús ni con su anuncio del Reino de Dios. Sabemos que la realeza de Jesús se mani­fiesta en la Cruz y en su entrega a los más sencillos y mcnesterosos de la sociedad, y es a ellos a quienes muestra el Amor preferente del Padre. De ahí la importancia de lo que hagamos o dejemos de hacer a las personas: no se nos va a preguntar por lecciones de doctrina, o por número de actos y ritos, sino por cómo hemos actuado, cómo hemos hecho del amor obras concretas y prácticas liberadoras. Cada día nos sobran más motivos para la entrega, para querer, acompañar, aliviar a los hermanos: en quienes más sufren está la realeza de nuestro Rey y Señor. Casi lo contrario a lo que solemos creer. Bienvenidos, hermanos.

ACTO PENITENCIAL

“El Señor es mi pastor, nada me falta”, rezamos con los Salmos. Pero, ¿de verdad ponemos nuestra confianza en el Señor? Pidamos ahora perdón:

 – Tú buscas a cada persona sacándola de la oscuridad para que viva en tu luz. SEÑOR, TEN PIEDAD.

– Tú has resucitado para vencer la injusticia y la muerte, y abrirnos cl camino de la Vida. CRISTO, TEN PIEDAD.

– Tú nos enseñas que todo lo que hacemos con los más humildes lo hacemos contigo. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Oración: Señor, que reconociendo nuestras limitaciones, merezcamos recibir tu perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN COLECTA

Dios Padre nuestro, que escribes la historia de cada persona lle­nándola de ternura y amor; acude en nuestra ayuda cuando los afa­nes de la vida nos lleven a la oscuridad, y haz que el amor que debe­mos a los más humildes les ayude a vivir con la dignidad de hijos tuyos y hermanos nuestros. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA PROFÉTICA

Ezequiel mantiene la esperanza de un nuevo pastor para el pueblo de Israel. Un nuevo pastor que en nada se parecerá a esos otros que dejan las ovejas sin cuidado, aprovechándose de ellas. Ese pastor es Dios mismo que nos busca a cada uno, nos encuentra, nos saca de la oscuridad, nos venda las heridas, nos apacienta y hace sestear.

LECTURA APOSTÓLICA

Cristo Jesús ha resucitado, primicia de todos los que han muerto. Por Él nos viene a todos la vida nueva, la resurrección. Y así la historia huma­na no es un caminar hacia la nada, sino hacia la plenitud: eso nos llena de alegría y de esperanza porque sabemos que Cristo tiene que reinar, y Dios será todo para todos.

 

LECTURA EVANGÉLICA

En la vida tenemos que ser expresión de la bondad de Dios, en el ser­vicio y la entrega a quienes sufren. De ahí que el amor a Dios y a las per­sonas vayan siempre unidos. Quizá nos toque oír: porque no tenía traba­jo y me ayudaste a encontrarlo; venía de otra cultura y me acogiste; estaba desesperado y fuiste para mí apoyo… Y el Señor nos dirá: “venid, bendi­tos de mi Padre, heredad el reino preparado desde siempre”.

ORACIÓN DE LOS FIELES

 Dirijamos ahora nuestras peticiones a Dios nuestro Padre, para que su Reino esté cada vez

más presente en nuestro mundo. Oremos diciendo: VENGA A NOSOTROS TU REINO.

  1. Por nuestra Iglesia. Que dé siempre testimonio de esperanza, de espíritu de concordia, de servicio a los pobres. OREMOS:
  2. Por nuestro obispo, por los sacerdotes y diáconos, por los religiosos y religiosas. Que con su vida y su palabra sean estímulo de nuevas vocaciones al servicio de la Iglesia. OREMOS:
  3. Por nuestro país. Que cada día avance por los caminos de la justicia, la solidaridad, la paz, el amor. OREMOS:
  4. Por los más necesitados. Por los que pasan hambre o sed, por los forasteros, por los enfermos, por los presos. Que puedan experimentar el amor de Dios a través nuestro.
  5. Por todos nosotros. Que la Eucaristía que celebramos nos ayude a vivir cada día más unidos a Jesucristo, nuestro rey y Señor. OREMOS:

OREMOS: Escucha, Padre, nuestras oraciones, y danos tu gracia, para que se abra paso entre nosotros tu Reino de paz, justicia y amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Junto al pan y al vino traemos al altar, Señor, todos nuestros mejo­res deseos de vivir en tu amor y de estar cercanos de los que sufren; haz­los fructificar por tu Espíritu, Tú, que todo lo puedes. Por Jesucristo.

PREFACIO

En verdad es bueno y necesario para nuestra vida de cristianos darte gracias y glorificarte, Señor, con nuestra voz y con nuestra vida. Tú, en cl momento culminante de la historia, has enviado a tu único Hijo Jesús, Camino que nos lleva hasta Ti, que nos enseña cómo tenemos que vivir si de verdad queremos alcanzar la fraternidad y la paz.

En Jesús, Hermano mayor, descubrimos que la realeza, lejos de ser privilegio, es siempre servicio a los más pobres, hasta dar la vida si es pre­ciso. Que la realeza se forja cada día desde la entrega, y que brilla con luz propia, no por títulos o grandezas, sino por la disponibilidad, la cercanía y el amor a todos. En este Jesús, en Cristo Rey, sí merece la pena creer. Permítenos unir nuestras voces a las de cuantos en el ciclo y en la tierra te glorifican, diciendo: Santo, Santo, Santo…

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Llegue a Ti, Señor, nuestra gratitud por todo tu Amor, que vemos hecho realidad en Jesús, en el anuncio del Reino, en cuántas personas buscan el bien. Que tu Reino, por la entrega de la Iglesia y de los cris­tianos, llegue como vida y esperanza a todas las personas. Por Jesu­cristo.

DESPEDIDA:

Que nuestra fve debe traducirse en la vida no es una exigencia más de la misma, sino su propia esencia:  o vivimos la fe o no somos creyentes.

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