19 noviembre 2020

Comentario Jesucristo, Rey del Universo

 


Oración preparatoria

Por tu bondad, Señor y Hermano Jesús: Concédenos escuchar tu Palabra con el corazón abierto y con nuestro ser entero orientado a Ti.

Haz que nos sea: luz en el caminar de nuestra vida, fortaleza en la lucha diaria, nuestro gozo en los sinsabores de nuestra existencia. AMEN.

 Mt 25, 31-46

«31Pero cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en el trono de su gloria 32y serán congregadas delante de él todas las naciones. Y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa 33las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.

34Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre; heredad 35el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me 36hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.

37Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber? 38¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? 39¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.

40Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.

41Y entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.

PALABRA DE DIOS

 

CONTEXTO

Con esta grandiosa escena del Juicio Final (25,31-46), se pone punto final al Discurso Escatológico, y con el comienzo del capítulo 26, se inicia el relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús (26-28). El texto culmina la línea de responsabilidad humana, que venía apareciendo los domingos anteriores. Pero con una especificidad: el texto dice de forma impresionante que la relación con Jesús no puede disociarse de las relaciones con las personas concretas necesitadas, que lo representan esencialmente. Es la última instrucción extensa de Jesús a sus discípulos, por eso tiene gran importancia. Con la fiesta de Jesús, Rey y Señor de toda la historia, que celebramos hoy, termina el año litúrgico, especialmente centrado en Mateo, y comienza un nuevo año, un nuevo adviento, una nueva oportunidad para seguir creciendo como creyentes y discípulos.

TEXTO

Este evangelio tiene 2 partes principales, encuadradas por una introducción (vv. 31-33), que describe el escenario del juicio, y por la conclusión (v. 46), que señala el destino definitivo de los justos y de los que carecen de amor. Entre ambas, hay dos diálogos entre los examinados y el juez universal, ahora calificado de “rey”: vv. 34-40 y vv. 41-45. Los diálogos contienen la fundamentación del juicio y la autodefensa de los acusados. Ambos emplean un vocabulario similar: a la sentencia (vv. 34 y 41) sigue la fundamentación (vv. 35-36 y 42-43), la réplica al juez de los encausados (vv. 37-39 y 44), y la solemne respuesta del rey con dos “dichos-amén” (vv. 40 y 45). A medida que avanza el texto, es más clara la tendencia a condensar y abreviar.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• La llamada a poner en juego los talentos, que recibíamos el domingo pasado, tiene aquí una especificación: la atención a personas en estado de necesidad, el amor solidario. Sobre la identidad de los “hermanos más pequeños”, que aparecen en el texto sin participar en él, hay muchas posiciones: la interpretación universal (= todas las personas necesitadas de la Tierra); la interpretación eclesial (= miembros necesitados de la comunidad cristiana); la interpretación reducida (= misioneros cristianos). En cualquiera que se tome, la importancia estriba en tomar muy en serio el precepto del amor, enseñado y vivido por Jesús: nos ofrece ojos nuevos para ver y sentir de modo nuevo al necesitado y a Dios.

• Hermoso juego de palabras entre el “entonces” (tóte) y el “cuándo” (póte): hacer memoria (¿cuándo?) y hacer historia (entonces): hacer concreta nuestra opción por la justicia, la solidaridad y el amor.

• Es impresionante la suprema autoridad de Jesús: gloria, ángeles, sentarse en el trono, pastor, rey. Por eso mismo resulta tan paradójica la identificación de un personaje tal, con las personas más necesitadas, más “pequeñas”. ¿Nuestra fe y seguimiento de Jesús nos llevan a acercarnos a los “insignificantes” de este mundo?

• El juicio resulta tener un final sin salida, porque todos podemos ser ovejas (¿quién no ha visitado un enfermo, por ejemplo?), pero todos podemos ser cabritos (¿quién ha visitado a todos los enfermos?).

Además, el reino está preparado para todos (en el “vosotros” pueden caber todos), pero el fuego eterno está preparado para el diablo y sus ángeles. La clave de interpretación no es, pues, la salvación o condenación eterna del lector.

• Lo realmente destacable son las palabras de autoridad de Jesús: “En verdad os digo”. La identificación de todo necesitado con el propio Jesús: Al margen del ‘sacramento del prójimo’ no hay camino hacia Dios (G. Gutiérrez). Estamos ante el ejemplo bíblico más impresionante de las “metamorfosis” de Dios: Él entra en la historia para poder encontrarle en el sufriente.

Los hambrientos, sedientos, extranjeros, desnudos, enfermos y presos son iconos del mundo sufriente, pero también presencia de Dios; ellos posibilitan el encuentro con Dios.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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