15 noviembre 2020

Ciclo A - Tiempo Ordinario2 - Domingo 34º CRISTO REY - 22 de noviembre - Año 2020

 

Monición de Entrada: MOTIVACIÓN

Hermanos y hermanas: sed bienvenidos y bienvenidas a esta Eucaristía, en torno a la mesa del Señor Jesús.

La liturgia de hoy nos plantea lo siguiente: Jesús es el Señor, el único Señor y REY DEL UNIVERSO. A Él corresponde devolver al Padre un mundo salvado y reconciliado. Pero… compartir el señorío de Jesús, ser admitidos o admitidas a su derecha, es abrirse a las necesidades de los y de las demás; es reconocerle en los y las pobres, en el marginado o la marginada; es trabajar por un mundo solidario, una sociedad libre y justa, abierta a Dios.

De ahí que el juicio de Dios no se encierra en el ámbito individual; también las estructuras sociales, las relaciones mutuas de las naciones, las prácticas de bloques, de Norte-Sur, etc. tienen una dimensión que tiene que ver con el Reino y con el proyecto de Dios.

Siendo conscientes del alcance individual y colectivo que tiene la Palabra que hoy nos dirige el Señor, nos disponemos a dar comienzo a esta celebración.

Moniciones a las lecturas

1ª Lectura: Ezequiel 34, 11-12. 15-17

Según el relato del Antiguo Testamento, los reyes de Israel dispersaron y descarriaron a su pueblo. Por eso, el profeta Ezequiel anuncia al verdadero pastor que guiará a la humanidad por el buen camino, cuidando a los más débiles y velando con amor por las ovejas enfermas y sanas. Con esta profecía se nos está anunciando algo nuevo y hermoso. Escuchamos este hermoso mensaje.


2ª Lectura: 1 Corintios 15, 20-26. 28

El apóstol Pablo expone, a la comunidad de Corinto, el carácter absoluto del Reino de Dios. Así nos dirá que, si Adán nos condujo a la muerte, Cristo nos ha conducido a la vida. De ahí que el Señor Jesús camina a la cabeza del grupo de los y de las que buscan a Dios, y lo introduce en el Reino del Padre. Es la hermosa conclusión a la que llega el apóstol. Le escuchamos.


Evangelio: Mateo 25, 31-46

La parábola del juicio final, que hoy se nos ofrece, nos plantea la suerte de toda persona que se decide en virtud de su capacidad de reaccionar CON MISERICORDIA ante los y las que sufren hambre, sed, desamparo, enfermedad, cárcel, destierro… Ésta es la propuesta de Jesús a su comunidad, a cada uno de sus seguidores y cada una de sus seguidoras. Y éste es el examen final para cada ser humano. No es posible justificarse ni engañarse con falsos planteamientos. La vivencia y la puesta en práctica de la Bienaventuranzas es el principio fundamental del Reino de Dios. Escuchamos esta muy conocida parábola, pero con fuerte enganche en la vida.

Oración de los fieles

A través de Jesucristo, nuestro único Mediador y Abogado, presentemos, llenos de confianza, nuestras oraciones y necesidades a Dios Padre.

1.- Por la Iglesia, para que su principal preocupación y tarea sea siempre la opción preferencial por los y las más pobres. Que todo en ella -palabras, gestos y acciones- sean fiel reflejo de la misericordia del Padre. ROGUEMOS AL SEÑOR.

2.- Por los y las que tienen la responsabilidad de gobernar, para que busquen, sin descanso, un mundo más justo, especialmente para los más desfavorecidos y las más desfavorecidas de nuestra sociedad. ROGUEMOS AL SEÑOR.

3.- Para que todos los cristianos y todas las cristianas tengamos los sentimientos de Jesús: de cercanía, de misericordia, de acogida a las personas, y también seamos servidores de aquellos y de aquellas a quienes nadie quiere ni sirve. ROGUEMOS AL SEÑOR.

4. Por los y las pobres, por los y las que no tienen libertad, por los y las que sufren a causa de la enfermedad y del desamparo, para que encuentren en sus caminos personas que les ayuden. ROGUEMOS AL SEÑOR.

5. Por todos y cada uno de nosotros, por todas y cada una de nosotras, para que el Señor nos transforme por dentro, y para que el motor de nuestra vida sea la compasión y el servicio a los y a las demás. ROGUEMOS AL SEÑOR.

Presentación de las ofrendas

NOTA: ofrecemos diversos "SIGNOS" que nos parecen posibles, "fáciles" y que expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana.

POR FAVOR: que nadie piense que hay que hacer todos ellos. Que cada Comunidad, o Grupo de Liturgia los escoja y los adapte a su realidad.



PRESENTACIÓN DE LA PLANTA DE LA COMUNIDAD

(Esta ofrenda la puede hacer cualquiera de los miembros de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: En los inicios del curso pastoral (hace unos domingos), te presentamos, Señor y Padre nuestro, una hermosa PLANTA, como signo de la SEMILLA que Tú mismo habías sembrado en cada uno de nosotros y en cada una de nosotras. Por nuestra parte, nos comprometíamos a cuidarla también durante este año pastoral. Hoy, al terminar esta primera etapa y prepararnos a iniciar el nuevo Año Litúrgico, te volvemos a presentar la misma PLANTA: la hemos cuidado y la seguiremos cuidando, siguiendo los pasos del mismo Jesús. Ayúdanos, Padre bueno, para que cumplamos nuestro compromiso.


PRESENTACIÓN DE UN GLOBO TERRAQUEO

(Esta ofrenda la puede hacer algún miembro de la comunidad que se dedique a la evangelización en sus diversas expresiones)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este globo terráqueo. Es el símbolo de nuestro mundo dividido en mil países, pueblos, culturas y lenguas. Sin embargo, nosotros y nosotras reconocemos tu único señorío, que aúna los intereses y los deseos de las personas. Te ofrecemos, así, la unidad de la humanidad, por la que nos comprometemos todos y todas a luchar.


PRESENTACIÓN DE UN DICCIONARIO

(Esta ofrenda la puede hacer algún miembro de la comunidad que tenga una profesión o dedicación de índole intelectual)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo, Señor, este diccionario. Es el símbolo de la sabiduría en el mundo occidental y es un instrumento habitual de mi trabajo. Sin embargo, tu pueblo y Tú mismo nos decís que la sabiduría es como el sabor de la vida, el buscar por debajo de sus apariencias tu presencia oculta y amorosa. A mí, Señor, y en nombre de toda la comunidad, me gustaría participar de esta sabiduría para saber vivir con sentido y profundidad, haciéndote SIEMPRE un hueco significativo en nuestro caminar de cada día.


PRESENTACIÓN DE UNA CESTA DE FRUTAS

(Debiera ser una cesta exuberante de todo tipo de frutas exquisitas. También, podría ser de las frutas que en este momento produce la naturaleza, como las castañas. La ofrenda la puede hacer cualquier miembro adulto de la comunidad. Al finalizar la celebración, podría ser llevada, como regalo, a una de las familias de la comunidad, que se sepa pasa necesidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo hoy esta bella y suculenta cesta de frutos. Tú nos los regalas a través de la naturaleza para nuestro alimento y el gusto de nuestro paladar. Yo te la ofrezco hoy, en nombre de toda la comunidad, en reconocimiento de que eres el Señor y Rey de todo lo que Tú mismo has creado. Te agradecemos también el que nos hayas dado la responsabilidad de cuidarlo, conservarlo y multiplicarlo. Porque, no siempre lo hacemos de acuerdo a tus deseos y voluntad, te pedimos nos ayudes a comprender que nos lo encomiendas para que llegue a todos y a todas y no lo utilicemos tan sólo como fuente de beneficios económicos para unos pocos.


PRESENTACIÓN DE LOS DOS CALENDARIOS LITÚRGICOS

(Se trata de los calendarios litúrgicos del año que termina y del que se inicia el domingo próximo. Puede hacer la ofrenda uno de los o una de las del grupo de animación litúrgica de la comunidad, si es que lo hubiere. De lo contrario, lo puede hacer alguna de las personas que se ocupen de los preparativos o limpieza del lugar de la celebración)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: A mí, Señor, que me ocupo de algunas tareas litúrgicas de la comunidad, me han encargado ofrecerte, en nombre de todos y de todas, estos DOS CALENDARIOS LITÚRGICOS: el que nos ha acompañado y nos ha servido para preparar nuestras celebraciones durante el año que termina esta semana; y el que lo hará durante el año próximo, que comienza el domingo que viene. Con ellos, no sólo reconocemos tu señorío sobre la historia, sino también tu mano amorosa que nos lleva, a través del tiempo, a tu búsqueda y a tu encuentro. Señor, que no nos falte tu compañía mientras el tiempo pasa, porque el futuro, sin Ti, nos plantea un serio peligro de zozobra.

Prefacio

(Concluido el ofertorio, todos y todas se ponen de pie para dar inicio a la oración de Acción de Gracias, que pronuncia el Presidente, y todos y todas participan diciendo: «A TI LA GLORIA Y LA ALABANZA PORQUE ERES NUESTRO REY»).

Dios Padre, rico en misericordia,
para Ti nuestra alabanza y acción de gracias,
porque hiciste de la nada todas las cosas
y modelaste al ser humano del barro de la tierra.
Por tu mano poderosa,
lo conservas todo
y lo has encomendado a nuestra responsabilidad,
haciéndonos partícipes de tu tarea creadora
e iluminando nuestra sabiduría,
para que, a través de la técnica y la ciencia,
lo acerquemos todo, por el progreso,
a tu infinita perfección.
R/. "A TI LA GLORIA Y LA ALABANZA PORQUE ERES NUESTRO REY".

Para Ti también nuestra alabanza y acción de gracias,
porque creaste, con los días y la noche, la historia
y fuiste la mano que llevaste a los hombres y a las mujeres
y, entre ellos y ellas, a tu pueblo elegido,
en la conquista del futuro,
siempre oscuro e incierto,
para los y las que no vemos más allá del presente.
Y cuando quisiste abrirnos la ventana definitiva,
resucitaste de las garras de la muerte,
el muro del ahora que cierra la vida,
a tu Hijo Jesucristo,
para sentarle, más allá del tiempo,
a la espera de la consumación de la historia,
iniciando tu reinado sin límite,
al que ahora tiende todo,
desde el germen del amor.
R/. "A TI LA GLORIA Y LA ALABANZA PORQUE ERES NUESTRO REY".

Te ofrecemos nuestra alabanza y acción de gracias,
Dios Padre, rico en misericordia,
porque en tu Hijo Jesucristo,
que fue obediente a tu voluntad hasta la muerte
y, por eso, lo resucitaste de entre los muertos,
nos recreaste a los hombres y a las mujeres,
avivando en nuestros corazones la esperanza
de poder compartir contigo tu Reino
y llegar a participar de tu naturaleza divina.
Pero también diste la vuelta a nuestro corazón,
para que no se ocupara tanto de sus problemas,
sino que descubriera en el rostro de los otros hombres y mujeres
tu propio rostro, porque ellos y ellas son tu espejo en esta tierra.
Y quisiste que los y las quisiéramos,
como te queremos a Ti
o que en ellos y en ellas te quisiéramos a Ti.
R/. "A TI LA GLORIA Y LA ALABANZA PORQUE ERES NUESTRO REY".

A nuestra acción de gracias y nuestra alabanza,
queremos unir ahora nuestra súplica y oración.
No dejes que nuestro corazón se marchite
y no descubra a los y a las más humildes,
los y las que Tú preferiste sobre todas las personas.
Que los y las hagamos objeto de nuestra entrega,
que nuestro amor para con ellos y ellas sea efectivo.
Que luchemos, hombro con hombro,
por la defensa de la justicia,
para que no sigas sufriendo, en ellos y en ellas,
una nueva y eterna pasión.
Que descubramos las causas de su pobreza,
y no nos conformemos con buscar soluciones individuales,
sino que nos enfrentemos a las raíces estructurales.
No dejes que en tu Iglesia se introduzcan
la discriminación y la injusticia,
no sea que llegue a ser objeto de tu repulsa
y pierda eficacia su palabra y predicación.
Reúnenos ahora ya en la comunión,
que llegará a plenitud en tu Reino.
R/. "A TI LA GLORIA Y LA ALABANZA PORQUE ERES NUESTRO REY".

Monición de Despedida

Hermanos y hermanas: si nuestra vida la hemos puesto en la defensa de los y las débiles y pobres; si nuestro sacrificio y esfuerzo se han dirigido a su servicio, para que su vida tenga menos dureza; si nuestros conflictos han nacido de la entrega y lucha para que los y las débiles y pobres bajen de la cruz, indudablemente, en el día del juicio, escucharemos las palabras de Jesús: “Venid, benditos de mi Padre”. Ellos y ellas son el camino y sacramento de nuestra salvación. Según el evangelio de hoy, no se puede conocer a Dios sin acoger al débil y al pobre. Quien los acoge y vive su vida en función de ellos y de ellas, aunque camine en la oscuridad respecto a Dios, está viviendo en el amor del Padre. Lo está conociendo, aunque no lo sepa.

Hermanos y hermanas: ya sabemos cuál es el camino, ahora nos toca andarlo… ¡Feliz semana a todos y a todas!

Reflexión para este día

“Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David”




Para terminar y como colofón del año litúrgico, la Comunidad Cristiana celebra la solemnidad de JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO. ¡Cristo ayer, hoy y siempre! Es, sin duda, un atrevimiento en este nuestro mundo donde los “reyes absolutos” no tienen buena prensa.

¿Qué celebra HOY la Comunidad Cristiana, en esta fiesta? ¿Tiene algo que ver con eso de los reyes, con el poder y las riquezas? Y afirmamos que NADA EN ABSOLUTO. Es necesario “meter otra clave” para descubrir lo que significa lo del reinado de Cristo.

Al proclamarlo así, estamos haciendo una declaración formal: Él debe impregnar toda la vida del cristiano, de manera que su forma de ver, amar y actuar va dándole a su seguidor o seguidora una IDENTIDAD concreta y específica, donde la vida de cada día, los deseos de justicia, de verdad, de solidaridad van haciéndose vida y produciendo vida.

Este reinado, pues, poco tiene que ver con el grito de “viva Cristo Rey”, como a veces se ha confundido. Nos tocará a sus seguidores y seguidoras poner las cosas en su sitio. Nos tocará a nosotros y a nosotras mostrar al mundo que la CRUZ y el SERVICIO son las claves de lectura de este reinado de Cristo.

No olvidemos: “Yo he venido a ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Éste es el mensaje que nos deja Jesús.

¡DICHOSOS y DICHOSAS
quienes le acogen como REY y SEÑOR!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario