Monición de entrada
La sola intención no es suficiente, hay que ser coherentes con lo que decimos o nos proponemos. Es la lección que la liturgia de este vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario nos deja para nuestra vida. Consientes de todo esto, comencemos esta celebración eucarística. De pie, cantamos.
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
La liturgia de hoy nos hace una invitación a meditar sobre nuestra opción por Dios y la responsabilidad en nuestra respuesta a su llamada. El profeta Ezequiel propone convertirse a la justicia de Dios para acogerse a su promesa de vida. El Evangelio nos dice que la invitación está hecha y no basta obedecer sólo de palabra. San Pablo propone el modelo: Cristo. Con el salmista confesamos que la ternura y el amor del Señor son eternos, y le pedimos que nos enseñe a caminar por sus sendas. Escuchemos atentamente,
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Ezequiel 18, 25-28)
El profeta Ezequiel compara la conducta del justo y del malvado, y su responsabilidad respectiva, ante la dura experiencia del destierro y la destrucción de Jerusalén. Escuchemos atentamente esta amonestación que Dios dirige también a nosotros ahora.
Salmo responsorial (Salmo 24)
Con el salmo 24 pedimos al Señor con humildad que nos enseñe sus caminos. Contestaremos al salmo:
Segunda lectura (Filipenses 2, 1-11)
Continuamos leyendo la carta de San Pablo a los Filipenses, que comenzamos el domingo pasado. Hoy les da consignas muy concretas de humildad para con los otros, pero, sobre todo, les propone el mejor ejemplo a seguir, Cristo Jesús. Escuchemos este precioso himno cristológico.
Evangelio (Mateo 21, 28-32)
Habiendo llegado ya a Jerusalén, Jesús da una lección a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Con una parábola muy sencilla y expresiva, les echa en cara la hipocresía que muchas veces reina en sus actitudes
Oración de los fieles
- Por la Iglesia peregrina en esta tierra, para que la gracia y misericordia de Dios la impulsen con fuerza en estos tiempos difíciles. Oremos al Señor.
- Por quienes rigen los destinos de nuestros pueblos, para que sean fieles a las leyes y actúen sin privilegios políticos en favor de su pueblo. Oremos al Señor
- Por quienes sufren en el mundo, especialmente por aquellos afectados por los desastres naturales, para que sepan salir adelante con la ayuda de Dios. Oremos al Señor
- Por todos nosotros, para que la Palabra escuchada nos reconforte y nos lleve a una sincera opción por Cristo. Oremos al Señor.
Presentación de las Ofrendas
Con alegría cantamos, mientras llevamos al altar los dones del vino y el pan, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Comunión
Con fe y devoción vayamos ahora a comer el Pan que nos da la vida eterna, misterio que acrecienta nuestra fe. Cantamos...
Final
Finalizada la Misa y fortalecida nuestra fe, vamos ahora al mundo a vivir lo que hemos confesado en esta celebración, siendo coherentes con lo que nos pide Jesús. Nos vemos el próximo domingo
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