Monición de entrada
En el vigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario, les damos una fraternal bienvenida a la casa de Dios para celebrar juntos este banquete del amor, que hoy nos lleva a dar un salto muy grande en nuestra vida comunitaria. La liturgia nos lleva a dar un paso más en la misma dirección del domingo pasado: no solo hay que saber corregir al hermano que falla, también debemos saber perdonar, así como nosotros pedimos perdón también a Dios.
Llenos de ese amor misericordioso de un Dios clemente y compasivo, que siempre está dispuesto a perdonar nuestras ofensas, comencemos esta santa Misa, de pie y cantando juntos...
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de hoy nos dan una gran lección sobre el perdón y nos llevan a reflexionar sobre nuestra misma situación de necesidad de perdón de Dios ante nuestras ofensas. No se puede pedir a Dios lo que no se ofrece al prójimo. El salmo nos llevará a cantar esa misericordia de un Dios que nos perdona y nos llama a hacer nosotros lo mismo.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Sirácida 27,33–28,9)
Escucharemos una sabia reflexión opuesta a la ley del talión. No se puede pedir a Dios lo que no se ofrece al prójimo. ¡Atentos a esta interesante lección sobre el perdón!
Salmo responsorial (Salmo 102)
En respuesta a la primera lectura, el salmo nos lleva a cantar la bondad y misericordia de nuestro Dios. Nos unimos al salmista contestando:
Segunda lectura (Romanos 14,7-9)
En el capítulo 14 de la carta a los romanos aborda Pablo un problema específico de la comunidad de Roma: el de las divisiones y tensiones internas. Es un campo concreto donde tiene lugar la aplicación práctica de la nueva doctrina evangélica del perdón.
Evangelio (Mateo 18, 21-35)
De igual forma que el domingo pasado leíamos la propuesta en torno a la corrección fraterna, el evangelio de hoy contiene una magnífica enseñanza sobre el verdadero sentido del perdón
Oración de los fieles
- Para que nuestra Madre la Iglesia siga siendo dispensadora de la misericordia de Dios en el mundo. Oremos.
- Por los gobiernos del mundo, para que busquen el cese del odio y la venganza, promoviendo el perdón entre las naciones. Oremos.
- Por los más necesitados, especialmente aquellos que han sido afectados recientemente por los desastres naturales, para que en Dios encuentren el horizonte de sus vidas y el consuelo para sus familias. Oremos.
- Por nosotros, para que sepamos vivir en armonía y con la disponibilidad siempre de perdonar a quien nos ofende. Oremos
Presentación de las Ofrendas
Llevemos ahora las ofrendas al altar, sabiendo que primero debemos ponernos en paz con aquellos que nos han ofendido. Cantemos todos...
Comunión
Con un corazón limpio de odios y rencores contra nuestro prójimo, vayamos a recibir el Cuerpo de Cristo en la Santa Comunión. Lo hacemos cantando...
Final
Hoy nos llevamos una misión muy grande después de haber participado en esta Santa Misa: perdonar al que nos ha ofendido. Con esa tarea vayamos al mundo, a ser signos de reconciliación y perdón.
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