30 septiembre 2020

Lecturas domingo 4 de octubre

 Lectura del libro de Isaías

5, 1-7

 

Voy a cantar en nombre de mi amigo

el canto de mi amado a su viña.

Mi amigo tenía una viña

en una loma fértil.

La cavó, la limpió de piedras

y la plantó con cepas escogidas;

edificó una torre en medio de ella

y también excavó un lagar.

Él esperaba que diera uvas,

pero dio frutos agrios.

 

Y ahora, habitantes de Jerusalén

y hombres de Judá,

sean ustedes los jueces

entre mi viña y yo.

¿Qué más se podía hacer por mi viña

que yo no lo haya hecho?

Si esperaba que diera uvas,

¿por qué dio frutos agrios?

 

Y ahora les haré conocer

lo que haré con mi viña;

Quitaré su valla, y será destruida,

derribaré su cerco y será pisoteada.

La convertiré en una ruina,

y no será podada ni escardada.

Crecerán los abrojos y los cardos,

y mandaré a las nubes

que no derramen lluvia sobre ella.

 

Porque la viña del Señor de los ejércitos

es la casa de Israel,

y los hombres de Judá

son su plantación predilecta.

¡Él esperó de ellos equidad,

y hay efusión de sangre;

esperó justicia,

y hay gritos de angustia!

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                                                79, 9. 12-16. 19-20

 

R.    La viña del Señor es su pueblo.

 

Tú sacaste de Egipto una vid,

expulsaste a los paganos y la plantaste;

extendió sus sarmientos hasta el mar

y sus retoños hasta el Río.  R.

 

¿Por qué has derribado sus cercos

para que puedan saquearla todos los que pasan?

Los jabalíes del bosque la devastan

y se la comen los animales del campo.  R.

 

Vuélvete, Señor de los ejércitos,

observa desde el cielo y mira:

ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano,

el retoño que Tú hiciste vigoroso.  R.

 

Nunca nos apartaremos de ti:

devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.

¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,

que brille tu rostro y seremos salvados!  R.

 

 

Pongan esto en práctica,

 y el Dios de la paz estará con ustedes

 

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Filipos

4, 6-9

 

Hermanos:

No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.

En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.

Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

EVANGELIO

 

Arrendará la viña a otros

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

21, 33-46

 

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.

Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.

Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos a matarlo para quedamos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?»

Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo».

Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras:

"La piedra que los constructores rechazaron

ha llegado a ser la piedra angular:

ésta es la obra del Señor,

admirable a nuestros ojos?"

Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

 

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