DOMINGO XX DE TIEMPO ORDINARIO
SALUDO
Os deseamos que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre, que reconcilió el mundo en Jesucristo el Señor, y en el envío de su Espíritu Santo, nos acompañe y esté con todos nosotros.
ENTRADA
Reunidos en la misma fe, comenzamos nuestra Eucaristía, la fuerza y el aire nuevo que necesitamos para vivir como cristianos. Y hemos de hacerlo con alegría y esperanza, que son necesarias para afrontar las dificultades. No nos faltan motivos para esta alegría, pero también estamos sobrados de motivos para la desconfianza y el pesar. Los cristianos muchas veces no damos testimonio ni de amor ni de compromiso a favor de la vida. Nos limitamos a “ir tirando”, a reproducir “lo de siempre”, y a quejarnos de que todo va mal. Pero la Palabra de Dios, destinada a ser nuestra guía, nos llama una y otra vez a la tarea de mostrar el rostro de Dios y el Reino que Jesús inaugura con la Fuerza del Espíritu. Pidamos, pues, que los dones del Espíritu nos renueven por dentro tanto que nos hagan salir al camino de la vida, una vida marcada por la entrega y el servicio.
ACTO PENITENCIAL
Delante de Dios Padre nos sentimos pequeños y limitados; pero saber que Él siempre nos perdona nos llena de alegría. Pidamos su perdón:
– Tú, que nos llamas s vivir buscando y haciendo posible el bien y la justicia.
SEÑOR, TEN PIEDAD.
– Tú, que cuando nos apartamos de Ti nos buscas con mayor entrega para mostrarnos tu misericordia.
CRISTO, TEN PIEDAD.
– Tú, que nos enseñas que la fe crece y se expresa cuando servimos a los más desfavorecidos. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Oración: De Ti, Señor, proceden la bondad y el perdón; perdona nuestras limitaciones y pecados. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre nuestro, fuente de bondad, de misericordia y de esperanza; ayuda a esta comunidad reunida en tu nombre para que, acogiendo tu Palabra, crezca en el compromiso por anunciarla y por llevar tu Amor a todas las personas, de modo que todos puedan reconocerte como la Luz de sus vidas. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA PROFÉTICA
Tras el destierro de Babilonia el pueblo de Israel se pregunta sobre la vigencia y el sentido de las normas antiguas que le hacían vivir en la Alianza con su Dios. La respuesta del profeta no se hace esperar: guardar el derecho y practicar la justicia, que se concreta en actos de liberación, en atención a quienes viven oprimidos.
LECTURA APOSTÓLICA
Dios ofrece su Amor al hombre sin ningún tipo de condiciones, por pura entrega. Las personas no siempre sabemos agradecer ni acoger este don. Pero El siempre permanece fiel. Dios no se echa para atrás en su plan salvador, y acompaña toda nuestra vida.
LECTURA EVANGÉLICA
Jesús no se deja amarrar por tradiciones ni por esquemas: rompe con todo lo que limita a las personas, aunque sea la misma fe o lo más sagrado. Para Jesús el Amor de Dios es universal, un don que viene a colmar de felicidad la vida humana, y esto no se puede reducir ni a una cultura ni a un pueblo. La fe de la mujer cananea pone de manifiesto la universalidad de este Amor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Sabiendo que cuando nuestra oración es sincera siempre es escuchada, presentamos al Señor las necesidades de nuestra vida, diciendo: ¡Ayúdanos, Señor!
– Para que los cristianos apoyemos siempre las causas nobles y justas de las personas, y con igual valentía denunciemos la injusticia y el desamor. Oremos.
– Para que crezcamos en solidaridad y en apertura a los demás, dejándonos interpelar por las necesidades y el dolor de quienes no son considerados por la sociedad satisfecha. Oremos.
– Para que descubramos que vivir la fe implica mostrar siempre el verdadero rostro de Dios Padre. Oremos.
– Para que nuestra comunidad (parroquial) crezca en la verdadera fe, que antes que ideas son prácticas liberadoras a favor de los hermanos. Oremos.
Oremos. Ayúdanos, Señor, con tu entrega que no conoce límite. Por Jesucristo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos, que serán alimento de nuestra vida cristiana, y haz que nos transformemos en imagen de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre nos alimentan. Por Jesucristo.
PREFACIO
Siempre es justo y necesario, Señor, darte gracias, por todo lo que somos y tenemos. Tú, como Padre bueno, nos das lo que vamos necesitando a lo largo de la vida, y nos invitas a esforzarnos para descubrirte como nuestro compañero más cercano y fiel.
Y aunque sigue habiendo dificultades y pesares, lo definitivo es siempre la vida y el amor. Esta certeza sigue ayudando a toda persona que confía en ti. Permítenos vivir unidos a todos los que te buscan desde la entrega y desde el servicio, y que te glorifican con su testimonio, diciendo: Santo, Santo, Santo…
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios Padre nuestro, Tú que nos haces capaces de dirigirte nuestra alabanza y gratitud, acoge esta acción de gracias y llénanos de esperanza y de alegría, de modo que en el mundo vivamos haciendo creíble y real tu Reino de Vida en plenitud. Por Jesucristo.
DESPEDIDA
La palabra de Dios nos ha marcado el camino. Escucharla y dejar que se evapore seria una traición. Emprender el camino que nos marca es lo justo. Y el camino de esta palabra es la justicia.
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