17 agosto 2020

Guión Litúrgico (4), 23 de agosto. Ciclo A

 Grupos de Jesús – 21 Tiempo ordinario – A (Mateo 16,13-20 ...

Domingo 23 de agosto de 2020 / 21º Domingo del tiempo ordinario - Ciclo A

—BIENVENIDA: 
Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo primero del tiempo ordinario, y nos encontramos aquí reunidos en comunidad, en familia, ya que el Señor ha enviado a su Hijo para salvarnos en su Iglesia, que es la familia de los hijos de Dios.

El mismo Dios nos revela la divinidad de su Hijo: verdadero Dios y verdadero Hombre. Y ese misterio de Cristo se hace también presente en su Iglesia, recibiendo los Apóstoles el carisma de pastores, presidiendo la vida de la Iglesia en nombre de Cristo, quien constituye a san Pedro como cabeza visible de ella, confiándole plenos poderes y asegurándole que ratificará desde el cielo, cuanto él haga en la tierra.

—LITURGIA DE LA PALABRA:

1ª. LECTURA:        (Is 22, 19-23)        

El Profeta nos muestra cómo Dios designa personalmente al que va a gobernar a su pueblo, otorgándole el poder necesario para desempeñar su tarea.

SALMO RESP.:    (137, 1-3. 6. 8bc)      

R.    Tu amor es eterno, Señor.

2ª. LECTURA:     (Rm 11, 33-36)   

El Apóstol nos manifiesta que el amor de Dios es para nosotros como un abismo, imposible de valorar en toda su profundidad y naturaleza.

EVANGELIO:   (Mt 16, 13-20)

Escuchemos ahora, al mismo Jesús, que nos manifiesta su poder, que como Hijo de Dios posee, y que Él se lo comunica a su Iglesia, en la figura de su Vicario, el Santo Padre

—ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos, en nuestro deseo de que el mundo avance más y mejor hacia el Reino de Dios, invoquemos confiadamente la luz y la fuerza del Señor, pidiéndole que escuche nuestra plegaria.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"POR TU HIJO, ESCÚCHANOS SEÑOR"

—Padre de bondad, te pedimos por la Iglesia y por el Papa Francisco, para que todos los hombres reconozcamos en su presencia, la de Jesús, que hoy también a él le dice: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, oremos…

—Señor de la vida, te pedimos por nuestros Obispos y nuestros sacerdotes, para que ejerciendo con alegría el ministerio de pastores que les has encomendado, nos guíen en responderle comprometidamente a tu Hijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”, oremos…

—Señor de la historia, te pedimos por todos los que han consagrado su vida a tu servicio, para que ella sea testimonio de entrega, fidelidad y alegría, que convoque a los jóvenes y a las jóvenes, a seguirte con esa misma disposición, oremos…

—Padre de las misericordias, te pedimos por los que sufren, por los más pobres, los sin techo, para que encuentren en nosotros a verdaderos hermanos que están realmente dispuestos a ayudarlos, oremos…

—Dios de todo consuelo, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que viviendo con el valor y el coraje, a tiempo y a destiempo, de profesar que, Jesús es el Mesías, no existan otros dioses, ni miedos ni temblores para profesar nuestra fe, oremos…

CELEBRANTE:

Padre bueno, que eres el Señor de la historia, atiende nuestras plegarias y anhelos, y danos más esperanza para la vida. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

—PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto al pan y el vino nos ofrecemos nosotros mismos, en una sincera disposición a ser dóciles al Espíritu de Jesús, que se nos manifiesta en nuestros Pastores y el Santo Padre.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

—DIÁLOGO DEL PREFACIO: Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Iniciamos con fe nuestra acción de gracias a Dios; porque Él ha querido acoger la debilidad y pobreza de los hombres, para convertirla en vida, libertad y amor.

COMUNIÓN:

En el Evangelio hemos escuchado las palabras de Pedro reconociendo a Jesús, el Hijo de Dios; palabras que ahora hacemos nuestras, en el momento de recibirlo sacramentado, ya que nuestro Amén es precisamente un acto de fe en su presencia, en ese alimento que se nos da.

Cantamos...

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Retirémonos con un verdadero compromiso: que nuestra vida concuerde con lo que hoy hemos manifestado: que Jesús es realmente el Hijo de Dios y que Él mismo ha designado a quienes deben presidir la vida de la Iglesia en su nombre.

Nos despedimos cantando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario